PINTURA DE LA IGLESIA FINALIZADA

 

Ofrecemos algunas imágenes del proceso de pintar el Templo que se ha llevado a cabo durante los meses de julio, agosto y parte de septiembre. Se han arreglado los desperfectos que, con los años, se han ido acumulando en las paredes y en el techo de la iglesia.

Si alguna persona desea colaborar con los gastos que suponen estos trabajos de pintura, puede hacerlos a través del párroco y los sacerdotes, o bien, a través de la cuenta del Banco Santander: ES72 0075 0349 4106 0030 2281

De antemano les agradecemos sinceramente a todos su colaboración.

En los donativos a través de la cuenta bancaria, indicar, por favor, en el concepto «para la pintura de la iglesia».

Centinelas de Dios. domingo XXIII Cilo A

 

Una situación concreta, que muchas veces nos aflige: Ante de una persona amiga que está en el error, ¿qué actitud debemos tomar: Hablar o callar? Las lecturas bíblicas de hoy nos dan una respuesta…

En la 1ª Lectura, el profeta Ezequiel aparece como un “CENTINELA”, que Dios ha colocado para vigiar la «Casa de Israel». (Ez 33,7-9)

CENTINELA es el guardia atento, que vigila el horizonte para prevenir al Pueblo de posibles peligros. Cuando percibe un peligro, debe tocar la trompeta. Así la comunidad se prepara para enfrentarse al enemigo. Si no lo hace, será RESPONSABLE de la catástrofe.

 

PROFETA es el Centinela del Señor en medio del Pueblo para vigilar atentamente la realidad y alertar de los peligros que lo amenazan. Como profundo conocedor de Dios y de las realidades de los hombres, el profeta no puede quedar indiferente ante una persona corrupta. Ezequiel es conocido como el «Profeta de la Esperanza». A los exiliados, que están en tierra extranjera, privados del Templo, del sacerdocio y del culto, y dudan de la bondad y del amor de Dios, alimenta la esperanza de que Dios no los ha abandonado ni los ha olvidado. Dios continúa amando a su Pueblo y enviando sus profetas.
En la Iglesia, todos somos profetas (“centinelas»), por tanto, RESPONSABLES también del destino de nuestros hermanos.

En la 2ª lectura, Pablo enseña que el AMOR es la plenitud de la Ley y una forma de amar y corregir al hermano. (Rom 13,8-10). Dios es Caridad y quiere que seamos caridad en palabras y en acciones. La caridad perfecta es la plenitud de todos los preceptos. La verdadera fraternidad consiste en ayudar al hermano a ser mejor. La corrección fraterna es una señal importante en la vida de la Iglesia. Resulta fácil cuando está animada por la caridad y difícil cuando es sin ella no existe.

El Evangelio sugiere cómo proceder con el hermano que se equivoca. (Mt 18,15-20). Iniciamos el «Discurso Eclesial» (el cuarto), en que Jesús presenta una catequesis sobre la CORRECCIÓN FRATERNA en la Comunidad.

La iglesia es un pueblo profético. Somos “centinelas», que deben dar la alerta, advertir al hermano que no está en el camino seguro.

¿Cómo corregir al hermano que se ha equivocado o provocado conflictos?
El Evangelio propone un camino en VARIAS ETAPAS:

1er Paso: Un encuentro personal a solas con ese hermano… Muchas veces solemos difundir el error a los cuatro vientos… El AMOR es más importante que la VERDAD… La verdad cruda y desnuda, muchas veces destruye la convivencia entre las personas, puede destruir a una persona… arruinar una familia y destruir un matrimonio… ¿Conviene decir siempre toda la verdad? La verdad que no produce amor, sino provoca perturbaciones, engendra discordias, odios y rencor, no debe ser dicha. (Madre que esconde actos de los hijos al esposo, para evitar conflictos… ¿Un Esposo convertido debe contar su pasado infiel?)

2º Paso: Si no hace caso, pedir ayuda de OTRAS PERSONAS, que tengan sensibilidad y sabiduría…

 3er Paso: Si esa tentativa también falla, llevar el asunto a la COMUNIDAD, para recordar al infractor las exigencias del camino cristiano. La intervención debe ser guiada por el amor.

Mas todo debe quedar en casa…  

  • Hablar mal de la propia Comunidad: es negativo…
  • Hablar mal de la familia: puede aumentar los resentimientos…
  • ¿Has oído tú hablar mal a un “creyente” de su iglesia o de su pastor? ¿Has oído a un católico hablar mal de su parroquia o de su párroco? Entonces, ¿de qué iglesia es él?
  • Finalmente: Si persiste en el error, será considerado un pagano. No es la Iglesia quien excluye al infractor, es él quien rechaza la propuesta del Reino y se coloca al margen de la Comunidad.

Domingo 22º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (20,7-9):

Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreir todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia», proclamando: «Destrucción.» La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 62,2.3-4.5-6.8-9

R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (12,1-2):

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (16,21-27), del domingo, 30 de agosto de 2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,21-27):

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

Palabra del Señor

Domingo 21º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (22,19-23):

Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 137,1-2a.2bc-3.6.8bc

R/. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre. R/.

Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

El Señor es sublime,
se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,33-36):

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (16,13-20), del domingo, 23 de agosto de 2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-20):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Palabra del Señor

«Sobre esta piedra edificaré mi iglesia». DOMINGO XXI. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

La Liturgia nos propone hoy dos temas fundamentales de la fe cristiana: CRISTO y la IGLESIA.

1ª Lectura: Isaías muestra cómo una persona se convertía en ministro de la casa real a través de la entrega de las llaves del palacio real.  Eliacín es aquí figura de Pedro a quien Jesús confiará el gobierno supremo del Pueblo de Dios. (Is 22,19-23). Esa imagen nos ayuda a entender mejor el Evangelio de hoy.

2ª Lectura: es una invitación a contemplar la Riqueza, la Sabiduría y la Ciencia de Dios, que realiza su proyecto de Salvación del hombre. (Rom 11,33-36).

Evangelio: vemos a Jesús entregando a Pedro las llaves. (Mt 16,13-20).

De la adhesión a Jesús, como “el Mesías, Hijo de Dios», nace la IGLESIA: la comunidad de los discípulos de Jesús, convocada y organizada en torno a Pedro.

El texto tiene dos partes:
– La primera, cristológica: ¿Quién es Jesucristo?
– La segunda, eclesiológica: ¿Qué es la Iglesia?

  1. Jesús interroga a los discípulos: ¿Qué dice la gente de Él y qué piensan de Él los discípulos?

– Para los «hombres» Jesús es un hombre extraordinario, bueno y justo, como tantos otros hombres antes de Él.
– Para Pedro y los discípulos, Jesús es mucho más: «Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

  1. Jesús responde a la confesión de fe

La fe de la comunidad de los discípulos, presentada por la voz de Pedro, es el fundamento sobre el cual Jesús va a establecer la Iglesia. «Sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia».

IGLESIA: Es la comunidad de los discípulos que reconocen a Jesús como “el Mesías, el Hijo de Dios». Ella existe para testimoniar a Cristo y para llevar a todos los hombres la propuesta de salvación que Él vino a ofrecer. Para eso, se confía a Pedro y a la Comunidad el «Poder de las Llaves». Una misión particular para mantener la unidad de la fe en Cristo. Recuerda el nombramiento del «Administrador del Palacio», de que habla la primera lectura.

¿QUIÉN ES CRISTO HOY?
A pesar del secularismo cada vez más difundido y de un abandono de la práctica y de las tradiciones cristianas cada vez más generalizado: es interesante notar cómo la pregunta continúa actual:
– Para los JÓVENES, Jesús representa la novedad, la contestación de una sociedad y de un sistema envejecido, árido, privado de fantasía y creatividad…
– Para las MASAS OPRIMIDAS, Jesús aparece como el Libertador, el símbolo de una esperanza, que no está solamente en un futuro misterioso…
– Para los agentes sociales, Jesús es un revolucionario, que lucha contra la injusticia, la opresión, la explotación del hombre por el hombre…
– Hasta en algunas pinturas se presenta hoy a Jesucristo con vestidos extravagantes y coloristas de un Hippie, o de un barbudo guerrillero con el lema de “se busca».

Y también NOSOTROS nos gloriamos de tener una IMAGEN de Cristo: de piedra, madera, hierro, oro, a veces como pieza preciosa de arte…
Su NOMBRE es cantado en fiestas, en momentos de alegría y hasta de holganza, y es recordado en los momentos de apuro, como último recurso…
Todo eso revela una realidad positiva: nuestro mundo no puede prescindir de Cristo.
Nuestra Historia está tan marcada por Él, que no se le puede ignorar.

¿QUIÉN ES CRISTO PARA MI?
Para responder, no basta buscar en la memoria alguna fórmula que aprendimos en el catecismo, o que oímos o leímos en los libros. Es preciso buscar en el corazón, en nuestra fe vivida y testimoniada. Así descubriremos lo que Jesús representa, de hecho, en nuestra vida. Cristo no es un personaje histórico muerto del PASADO. Él resucitó y está vivo.
– Él vive también hoy en el más pequeño de los hermanos: vive en el mendigo, en el migrante, en el borracho, en el revoltoso, en el pecador, en el ladrón…
– Él vive dentro de nuestro corazón. Él vive en nuestros familiares, en nuestros hermanos. 
–  Él vive en el corazón de todos.
– Él nos habla también HOY en su Evangelio: que debemos conocer con fidelidad, vivir con autenticidad, anunciar con renovado ardor misionero…

Lugares de encuentro con Jesucristo (Doc. Ap. 6.1.2):

  • La fe recibida y vivida en la Iglesia; en la Sagrada Escritura;
  • La Sagrada Liturgia (en la celebración eucarística dominical);
  • El Sacramento de la Reconciliación; en la Oración personal y comunitaria;
  • La Comunidad viva de fe y amor fraterno; en los pobres, enfermos…

 

Descubre la felicidad de servir, de amar, de perdonar, y Cristo se encarnará en cada no de tus gestos, y se encarnará en cada rostro de persona humana que tú encontrarás a lo largo de tu camino.

En Dios no hay acepción de personas. Domingo XX. Tiempo ordinario, ciclo A

La salvación es universal. En Dios no hay acepción de personas

Primera lectura: Lectura del libro del profeta Isaías 56,1.6-7: A los extranjeros los traeré hacia mi monte santo

Salmo responsorial: Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

Segunda lectura: Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos 9,13-15.29-32: Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel

Evangelio: Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28: Mujer, qué grande es tu fe.

En las lecturas de la liturgia de este domingo resuena la afirmación del carácter universal de la salvación, pues Dios es padre de todos y en él no hay acepción de personas. La 1ª lectura, tomada de un discípulo de Isaías, afirma que la salvación que goza Israel se extenderá a todos los pueblos que acepten sinceramente vivir como miembros del pueblo de Dios. En el Evangelio Jesús cura a la hija de una mujer extranjera, que manifiesta una gran fe en su poder personal. Jesús parece no hacerle caso a la primera petición que le hace, afirmando que su misión era solo el pueblo de Israel. Realmente se trataba de una excusa para provocar el acto de fe decisivo, ante el que actuó. La mujer reconoce su necesidad y expresa su fe, conversión y fe, las dos condiciones necesarias para que la salvación llegue a toda persona. El hecho se presenta como un adelanto del carácter universal de la salvación, anunciado en el AT y que se realizará en la Iglesia.

La 2ª lectura habla de la elección especial de Israel como pueblo de Dios, afirmación que parece contradecir lo anterior, pero realmente lo aclara. Por una parte, ayuda a comprender el carácter de esta elección. No se trataba de excluir definitivamente al resto de la humanidad de las bendiciones de Dios, que siempre actúa por medio de su Espíritu en todos los tiempos y lugares con plena libertad, sino de preparar un pueblo especial donde fuera creciendo la planta que después se trasplantaría a todos los lugares. Como en un vivero se siembran semillas y se cuida con esmero el crecimiento de las plantas hasta que están fuertes y en condiciones de ser trasplantadas a otros lugares, así Dios eligió a un pueblo para educarlo poco a poco como pueblo suyo y ofrecer después esta salvación a todos los pueblos. Por eso la elección de Israel no excluye la salvación universal, como ha recordado la 1ª lectura, al contrario, esta es su última finalidad.

Por otra parte, la 2ª lectura habla de la incredulidad del pueblo judío, el pueblo elegido, por la que actualmente está fuera de la plenitud de salvación que se ofrece por Cristo. El motivo es su orgullo religioso y falta de fe. Quieren un mesías, pero no de acuerdo con los planes de Dios sino de los propios, por lo que rechazan a Jesús. Deseaban un mesías político-religioso que hiciera de ellos un gran imperio, y se encontraron con un mesías que actúa de forma humilde entre lo más humildes del pueblo y que termina fracasando en una cruz. S Pablo comenta esta situación exhortándonos a no despreciar al pueblo judío y a aprender la lección, pues si no aceptamos con humildad y fe viva la salvación según los planes de Dios revelados en Jesús, también nosotros seremos excluidos; si ellos, a pesar de ser pueblo elegido, quedaron fuera de la salvación, igual nos puede suceder a nosotros. A pesar de todo, el pueblo judío, pueblo elegido, se convertirá, pues Dios es fiel a sus promesas, « pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables».

La salvación cristiana se ofrecer a todos los hombres sin exclusión y con los mismos requisitos, conversión sincera que reconoce la propia debilidad moral y pecado y fe viva en el poder salvador de Dios por medio de Jesucristo. Hoy día asistimos a un corrimiento del mapa del mundo creyente, países que fueron cristianos están dejando de serlo y otros nacen a la fe. Esta situación es una llamada a la conversión sincera de todos nosotros.

La palabra de Dios invita a la apertura, ofreciendo el Evangelio a todos y acogiendo a los nuevos cristianos, especialmente a los inmigrantes que viven entre nosotros y que hay que incorporar a nuestras comunidades. En la Iglesia cristiana desaparecen los nacionalismos, todos somos iguales e hijos de Dios. La Eucaristía es sacramento de universalidad, de unidad y de comunión. En ella damos gracias al Padre por el don de la fe y pedimos vivir todas sus consecuencias.

curar enfermos, dar de comer a necesitados. Domingo XVIII. Tiempo ordinario. Ciclo A

Signos del Reino presente: curar enfermos, dar de comer a necesitados

Primera lectura: Lectura del libro del profeta Isaías 55,1-3: Venid y comed

Salmo responsorial: Salmo 144,8-9.15-18: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores

Segunda lectura: Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos 8,35-39: Ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús

Evangelio: Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14,13-21: Curó a muchos… comieron todos y quedaron satisfechos

 Jesús proclamó la llegada del Reino de Dios con palabras y signos que ayudaban a comprender lo que significa que Dios ya comienza a reinar en un proceso que ya ha comenzado y que culminará en su parusía.

Curar a enfermos significa que Dios no quiere el dolor y que llegará un momento en que compartiremos la resurrección de Jesús, venciendo totalmente el dolor y la muerte en un mundo en que Dios enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el  mundo viejo ha pasado. » (Apoc 21,4). Pero no es sólo un signo del futuro que nos espera sino que tiene una implicación actual, pues la lucha contra el dolor y la enfermedad  forma parte de las tareas del Evangelio. Esto justifica la dedicación de miles de personas   a esta tarea y la obligación de los cristianos de seguir realizando este “signo del Reino”.  A pesar de todo, el dolor es una realidad que nos acompaña, pero Jesús da un nuevo sentido redentor al dolor, que por eso deja de ser una realidad totalmente negativa.

En esta misma línea está el “signo de los panes”. Ya en el AT aparece el alimento gratuito a los hambrientos como signo del Reino futuro (1ª lectura) cf. también Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos depurados… consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros… (Is 25, 6-8). Comer implica, por un lado, satisfacer una necesidad existencial, pero, por otro, es un acto social en que compartimos amistad en contexto gozoso. Esto explica el frecuente uso que hace Jesús de la comida como signo del Reino que anuncia.  Por una parte, come con los pecadores para anunciar que el Reino no es reunión de autosuficientes satisfechos sino satisfacción de necesidades existenciales con personas perdonadas; por otra, instituirá como su memorial la comida eucarística; finalmente durante su ministerio dio de comer a una masa, anunciando con ello que con su obra comienza el cumplimiento del banquete anunciado y las implicaciones que este comienzo tiene para sus discípulos.

Ser discípulo de Jesús implica continuar en nuestro mundo el signo de los panes, trabajando contra la injusticia del hambre en el mundo y favoreciendo un justo reparto de bienes entre todos los hombres. Todo es obra del amor de Dios (2ª lectura): el que recibe el amor de Dios debe compartirlo con los demás trabajando por un mundo mejor. Los que trabajen por hacer de este mundo un “banquete fraternal” recibirán el premio del banquete final del Reino de Dios consumado: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios  (Mt 5,9); Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis (Mt 25,34-35).

La Eucaristía se sitúa entre nuestro trabajo por hacer de este mundo un banquete y la herencia del banquete futuro. Agradecemos el alimento gratuito, el mismo Jesús, que nos sacia, alimenta y fortalece para enjugar las lágrimas de nuestros hermanos y hacer de este mundo un banquete.

fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. 15 de agosto.

Celebramos hoy la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. Una verdad de fe definida por la Iglesia en 1950 por el Papa Pio XII: Es dogma revelado por Dios que la Inmaculada Madre de Dios, la Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial».

Pero la fiesta es muy antigua. En Jerusalén hay dos iglesias de Nuestra Señora:
– De la «Dormición»: En la cripta aparece sobre una mesa la «Virgen dormida».
– Del «Sepulcro» de María donde habría sido enterrada, con una pintura muy antigua de la Asunción.

Las LECTURAS se relacionan con la fiesta:

1ª lectura: Maria, imagen de la Iglesia. (Ap 11,19a; 12,1-10ab).

El texto describe la lucha incomparable de un dragón horrendo, símbolo de las fuerzas del mal, contra una mujer indefensa y un niño frágil. A pesar de las fuerzas del mal, el dragón fue vencido. Vencieron la madre y el hijo por la intervención salvadora de Dios. Esa «Mujer» representa a la Comunidad de Israel, compuesta de 12 tribus. Mas se aplica también a María, de quien nació el Mesías. Como María, la Iglesia engendra en el dolor un mundo nuevo. Y como María, participa en la victoria de Cristo sobre el Mal. El Canto final: «Ahora llegó la salvación” es una invitación a la esperanza.

 2ª lectura: María, NUEVA EVA. NUEVO ADÁN.

Jesús hac de la Virgen María una NUEVA EVA, señal de esperanza para todos los hombres. (1Cor 15,20-27).
El texto es una larga demostración de la resurrección. La Asunción es una forma privilegiada de Resurrección. Pablo no evoca a María, mas esta lectura en la Asunción, lleva a reconocer el lugar eminente de la Madre de Dios en el gran movimiento de la resurrección.

Evangelio: María, Madre de los creyentes.

Llena del Espíritu Santo, María encuentra palabras de fe y de esperanza: ¡a partir de ahora todas las generaciones la llamarán bienaventurada! (Lc 1,39-56).
El cántico de María habla desde el principio del Plan de Dios, que prosiguió en María y que se cumple ahora en la Iglesia.

El SENTIDO DE LA FIESTA: una Mujer que es SIGNO.

  • La primera y la más perfecta discípula de Cristo. La Virgen se constituye en imagen y tipo de Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo. María encarnó en su persona y en su vida terrena, el ideal de santidad del seguidor de Cristo.
  • Señal escatológica de la Iglesia: María Asunta es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; y consuelo y esperanza del pueblo peregrino en la tierra. Es el Puente del paso de Israel a la Iglesia.
  • Es una Señal humana de esperanza. La contemplación de María en la gloria nos hace ver la victoria de la esperanza.
«Porque hoy ha sido llevada al cielo la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. (Prefacio).

¿Es María modelo cristiano para hoy?

“La Virgen María siempre fue propuesta por la Iglesia a la imitación de los fieles no precisamente por el tipo de vida que llevó, dentro del ambiente en que vivió hoy superado, sino porque ella se unió totalmente a la voluntad de Dios, porque supo acoger su palabra y la puso en práctica, porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo». (Pablo VI).

María señal del amor de Dios.

En la vida sentimos necesidad de expresiones de amor y señales de cariño, que los otros tienen para con nosotros y que tenemos para con los otros: un saludo, un beso, una carta, un gesto, una sonrisa. En la vida espiritual también necesitamos de esas señales…
Cristo es el gran Sacramento del Padre y María es la señal perenne y maternal del amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús nuestro Señor.
La fiesta de hoy es señal de lo que Dios prepara para los que son capaces de amar y servir. Es la anticipación de lo que Dios quiere dar: la plena felicidad…

¡ÁNIMO, SOY YO! 18º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo A

La mayoría de las personas cree en Dios y le gustaría tener un trato más cercano con Él. Pero “¿Dónde está Dios?» “¿Dónde lo podemos encontrar?» Las Lecturas de hoy tienen dos escenas muy bellas, que muestran cómo SE REVELA Dios.

En la 1ª Lectura, Dios se revela a Elías, en una BRISA suave. (1Re 19,9a.11-13). Cansado y perseguido de muerte por Jezabel, Elías huye al desierto, Caminando al Monte Horeb, donde Moisés se encontró con Dios… Allí, Elías lo esperaba en el viento, en el terremoto, en el fuego, pero Él no estaba allí. Dios va a su encuentro de una forma diferente: “en el soplo suave de una BRISA…”  y allí le habla…

Dios se manifiesta en la humildad, en la simplicidad, en la interioridad. Es preciso acallar el ruido excesivo, moderar la actividad desenfrenada, encontrar tiempo para consultar al corazón y a la Palabra de Dios, para percibir su presencia y sus indicaciones, en los signos, casi siempre discretos, que Él deja en la historia y en nuestra vida.

En la 2ª Lectura, Pablo habla de que Dios se reveló, ofreciendo a todos una propuesta de Salvación, pero que su pueblo infelizmente la rechazó. (Rom 9,1-5)

En el Evangelio, Dios se revela en la TEMPESTAD. (Mt 14,22-33)

– Jesús envía a los discípulos en misión en la otra orilla del lago y, cansado, se retira de la multitud… va al monte a rezar…
– Mientras tanto, los apóstoles navegan «de noche” preocupados, en la barca agitada por vientos contrarios.
– Jesús interrumpe el descanso… va a su encuentro, «caminando sobre el AGUA».
– Ellos se asustan: “Es un fantasma…»
– Y Jesús se identifica: “¡Ánimo, SOY YO, no tengáis MIEDO!».
– Pedro le contestó: «Se eres Tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua».
Jesús le dijo: “¡Ven!»
– Pedro va al encuentro de Jesús; mas, asustado por el viento, comienza a dudar y a hundirse. Entonces grita pidiendo socorro: “¡Señor, sálvame!».
– Jesús primero extiende la mano y después le pregunta: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?».
– Jesús sube a la barca y amainó el viento…
– Entonces todos se postraron ante Jesús, diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios».
Dios se manifiesta en medio de las dificultades, los vientos de la tempestad. Mientras Jesús está en diálogo con el Padre, los discípulos están solos.
Atravesando el lago. Este viaje, sin embargo, no es fácil y sereno… Es de noche; las olas azotan a la barca y navega con dificultad, con viento contrario. Los discípulos están preocupados, pues Jesús no está con ellos…

Esa BARCA es la COMUNIDAD CRISTIANA: La «noche» representa las tinieblas, la oscuridad, la confusión, la inseguridad en que “navegan” a través de la historia los discípulos de Jesús, sin saber exactamente qué caminos recorrer ni hacia dónde ir…
Las «olas» representan la hostilidad del mundo, que golpea continuamente contra la barca en que navegan los discípulos…
Los «vientos contrarios» representan las resistencias al proyecto de Jesús.

Los discípulos de Jesús se sienten perdidos, solos, abandonados, desanimados, desilusionados, incapaces de enfrentar las tempestades que las fuerzas de la muerte y de la opresión lanzan contra ellos…
Y es ahí, donde Jesús manifiesta su presencia. Él va al encuentro de los discípulos «caminando sobre el mar». El episodio refleja a fragilidad de la fe de los discípulos, cuando tuvieron que enfrentarse a las fuerzas adversas, sin la presencia de Jesús en la barca.

Los discípulos siguen a Jesús de forma decidida, mas se sienten abatidos cuando llegan las persecuciones, las dificultades… Entonces, comienzan a hundirse y a sumergirse por el «mar» de la muerte, de la frustración, del desánimo, de la desilusión…
Sin embargo, Jesús está allí para extenderles la mano y apoyarlos. Finalmente, la desconfianza de los discípulos se transforma en una fe firme: “Realmente eres Hijo de Dios».

El texto es una CATEQUESIS sobre a el camino de la Comunidad de Jesús, enviada a la “otra orilla», para convidar a todos al banquete del Reino y ofrecerles el alimento con que Dios mata el hambre de vida y de felicidad de sus hijos.

  • El camino no es un camino fácil. La comunidad (la «barca») de los discípulos debe abrir camino a través de un mar de dificultades, por la hostilidad de los adversarios del Reino y por el rechazo del mundo a acoger los proyectos de Jesús.
  • Los discípulos deben ser conscientes de la presencia de Jesús.
  • El «fantasma» del MIEDO desvanece y las crisis de fe se superan, cuando aceptamos la presencia de Dios en nuestra vida. Él sigue asegurando: “¡Ánimo! Soy Yo. No tengáis miedo».

Que LOS PADRES puedan percibir siempre esa presencia de Cristo, que viene a su encuentro con palabras de esperanza. “¡ÁNIMO. Soy Yo. No tengáis miedo!».
Cuando Cristo entra en la BARCA, el viento y las olas paran… y vuelve la tranquilidad… la paz.

Domingo 19º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (19,9a.11-13a):

En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hizo trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (9,1-5):

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (14,22-33), del domingo, 9 de agosto de 2020

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,22-33):

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras el despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»

Palabra del Señor