JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. CICLO A

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO: EL LÍDER SOÑADO Y ALTERNATIVO

Dividiré la homilía en tres partes:

  • Añoranza del líder perfecto.
  • Cristo tiene que reinar.
  • Reunirá a todos, pero también juzgará

Añoranza del líder perfecto

¿Dónde encontrar aquí en la tierra y el líder perfecto, el líder soñado? Del buen líder esperamos que nos re-una, nos ayude a ser gran nación, comunidad feliz, que haga crecer en todos un espíritu común y entusiasta: ¿dónde encontrar una persona así… el presidente perfecto, el papa perfecto, el obispo o párroco perfecto, el superior perfecto?  

En la primera lectura el profeta Ezequiel se muestra totalmente escéptico ante la posibilidad -aquí en la tierra- de un “líder perfecto”. Nadie, nadie lo es. ¡Sólo Dios! o ¡aquel en quien Dios se encarne! ¡Solo hay un Pastor capaz de re-unir a los dispersos! Dios mismo será nuestro pastor, nuestro líder; el cuidará de todos; no actuará con favoritismos, ni con prejuicios: “Juzgará rectamente entre oveja y oveja, persona y persona”.

¡Cristo tiene que reinar!

En la segunda lectura de san Pablo, el apóstol afirma con rotundidad “¡Cristo tiene que reinar!”. Se refería a Jesús en su tiempo, pero también a lo largo de la misteriosa historia de la humanidad. Cristo tiene que reinar en todo momento histórico y gobernar el mundo.

Hoy también Jesús “reina” como nuestro “rey invisible”. El día del Corpus lo hacemos visible en nuestras calles. Y si “reina” está poniendo a sus enemigos bajo sus pies. Jesús no nos somete a base de armas violentas, sino lentamente, porque “hace del amor su arma más poderosa” y … espera Irá derrotando a todos sus enemigos… El último será la muerte: cuando haya sido vencida, Jesús entregará el Reino a Dios-Padre, el Abbá.

Reunirá a todos… pero también juzgará

El evangelio nos presenta a Jesús bajo la imagen del Hijo del Hombre. Le encantaba a Jesús llamarse así: Hijo del Hombre. Esa era su tarjeta de visita. Una expresión que procedía del profeta Daniel. En su profecía hizo referencia a los poderes monstruosos y bestiales, que aparecen tantas veces en nuestra historia: son los que promueven guerras, crímenes, pobreza, abusos… Estos poderosos no tendrían la última palabra. El profeta Daniel profetizó la llegada de otro Poder que él denominó: “el Hijo del Hombre”: el poder alternativo a cualquier poder bestial. Y con esa imagen se identificó siempre Jesús: “Yo soy el Hijo del Hombre”, el rey del rostro humano.

Jesús es nuestro rey porque nos reúne cuando estamos distanciados y enfrentados. Nos reúne como individuos y como pueblos. Como hombres y mujeres. El Hijo del Hombre es nuestro juez justo y misericordioso. El Hijo del Hombre se identifica con quienes sufren el hambre, la sed, la cárcel, la enfermedad, la marginación…. En ellos está y por eso juzgará como Aquel que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los enfermos, los encarcelados. ¡Misterioso rey que tiene su trono entre los últimos y olvidados!

Conclusión

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 33. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL ELOGIO DE LA FIDELIDAD CREADORA (Mt 25, 14-30)

Este domingo puede titularse así: “el Elogio de la fidelidad creadora” y “trabajadora”. Hay una fidelidad líquida, que parece estable durante un tiempo, pero después se desparrama, se derrama y desaparece. Otra es la fidelidad creadora y trabajadora, que nunca se cansa: sabe padecer, perseverar y en las dificultades se crece. ¡Esta es la fidelidad a la que nos invitan las lecturas de este domingo!
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • La fidelidad es bella
  • El día del Señor, sorprendente como un ladrón.
  • El dinero encomendado y sus frutos

La fidelidad es bella

La primera lectura del libro de los Proverbios y el salmo 127, ensalzan la fidelidad creadora: fidelidad a la propia familia y a todos los que la forman. La esposa y madre fiel, organiza, es previsora y providente; merece ser alabada porque respeta a Dios, vive en su presencia, es fiel a su esposo; es hacendosa y creadora de belleza; es una auténtica perla preciosa. Y el salmo 127 lo ratifica: el padre encuentra en una esposa así y en sus hijos la bendición de Dios.

El día del Señor… sorprendente como un ladrón

La segunda lectura de la primera carta a los Tesalonicenses nos pone en alerta: la fidelidad será examinada el día en que Dios venga como un ladrón en la noche.

En aquel momento temblarán las tinieblas del corazón y será castigado el mal y la infidelidad. Jesús el testigo fiel, el Hijo de Hombre y traerá consigo la Salvación, el Reino de la alegría y de la paz para los que han sido fieles; para ellos será como dar a luz con dolores de parto.

El dinero encomendado…. y sus frutos

El evangelio Jesús tenemos una breve parábola en tres partes: 1) Un hombre, muy sagaz en los negocios, sale de viaje y entrega la administración de sus bienes a tres siervos; 2) dos de ellos los administran perfectamente, negocian y duplican lo recibido; el tercero se deja llevar por la desidia, no negocia y deja infructuoso lo que ha recibido; 3) cuando el señor vuelve, les pide cuentas a los tres. A quienes negociaron los invita a entrar “en el gozo de su señor”; el tercero le devuelve lo recibido: ¡Aquí tienes los tuyo! El señor encolerizado lo expulsa a las tinieblas. La fidelidad no es “conservadora”: la fidelidad es creadora, negociadora, supera cualquier dificultad.
Nunca hay que dar por supuesto la fidelidad. La fidelidad hay que trabajarla día a día. ¿Qué hemos hecho con nuestro bautismo? ¿Qué hemos hecho con nuestra primera comunión? Hay cristianos que en el día del juicio le ofrecerán a Dios sólo un bautismo sin estrenar, una primera comunión sin estrenar, unos primeros votos sin estrenar, un matrimonio que a las primeras dificultades, se abandona.
Nuestro Dios no tolera tanta indolencia. Nos desea creativos, activos, personas con iniciativa. Su amor es fuente de exigencia, como un entrenador a su mejor jugador, un maestro a su mejor alumno…

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 32. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL DÍA DE LA SABIDURÍA

  • Misteriosa es la sabiduría
  • La suerte de los difuntos
  • ¡Estad en vela!

Misteriosa es la Sabiduría

¿Qué nos dice hoy la primera lectura? Que la sabiduría es misteriosa, pero accesible. Quienes la aman, la encuentran. Se ofrece a quienes la desean y busca a quienes la merecen. Les sale al paso a los caminantes, a los que madrugan.

A la virgen María la llamamos “Trono de la Sabiduría”. Y es que la Sabiduría es su Hijo Jesús. El Señor está muy cerca de nosotros. Él es la sabiduría. No hay mayor sabiduría que las enseñanzas de Jesús. Por eso, venimos aquí, todos los domingos a escuchar su Sabiduría.

Y también nosotros estamos llamados a ser sabios, porque la sabiduría no habla mucho, pero emociona. Utiliza pocas palabras, pero muestra la verdad, insinúa el misterio. Es penetrante y no superficial. Se la encuentra después de un largo camino hacia ella. Una gota de sabiduría vale mucho más que mares de ciencia y ríos de saberes.

¡La suerte de los difuntos!

Cuando hablamos de la muerte nos sentimos inquietos, llenos de zozobra, por la muerte de quienes amamos, y después por nuestra propia muerte. Pero la Sabiduría nos sale al encuentro y nos habla de las Promesas de Dios. Nos habla por boca del apóstol san Pablo en la segunda lectura y nos dice:

  • No ignoréis la suerte de los difuntos. ¡No os aflijáis!
  • Tened fe… dejad toda la iniciativa a Dios Padre. Poned vuestra vida en sus manos.
  • El Señor Jesús vendrá a nuestro encuentro y nos rescatará.
  • ¡Estaremos siempre con el Señor!

Esta es la fe, la esperanza, que da sentido a tanto sufrimiento, a tantos hechos luctuosos que van marcando los días de nuestra vida.

¡Vigilad!

En el evangelio hoy Jesús nos pide vigilancia, estar alerta “Velad, porque no sabéis ni el día, ni la hora”. Esta es nuestra condición humana: ¡no saber ni el día, ni la hora!  

Decía Kierkegaard que vivía cada instante como si fuera el último de su vida. Nos decía Jesús: “no os preocupéis por el mañana”. Le basta a cada día su afán.  Esta es la sabiduría de la vida: ¡llenar el presente de sentido, de vida, de plenitud! Quien está a la espera no se sorprende, no le pilla nada desprovisto. Es como las vírgenes prudentes, provistas de buen aceite en sus lámparas.

Es bueno aprovechar las oportunidades que la vida nos concede… Vivir despiertos exige tener siempre todas nuestras energías a punto, estar en forma.

Conclusión

Para seguir a Jesús de verdad, no necesitamos saber muchas cosas. Pero sí necesitamos anhelar y buscar la Sabiduría. Encontrarse con Jesús es encontrarse con la Sabiduría. Y quien la encuentra ha encontrado un teoro.  Hay personas que saben mucho, pero ¡sin sabiduría! Hay personas que al parecer saben poco, pero Dios les revela sus misterios y viven por eso felices y superar todos los miedos.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 31. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

AUTORIDAD… ¿sin alma? o ¿con alma?

Hoy la Palabra de Dios nos habla de diferentes formas de ejercer la “autoridad”: la autoridad empática, es decir, “con alma” y la autoridad farisaica, engañosa.
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • Una autoridad lamentable… “sin alma”
  • La autoridad de la ternura y empatía
  • La alternativa de Jesús: denuncia y anuncio

Una autoridad lamentable… “sin alma”

Acabamos de escuchar la profecía de Malaquías. Su denuncia contra los Sacerdotes del Templo de Jerusalén fue terrible: ¡no dan gloria a Dios! Y ¿por qué? Porque su autoridad estaba emponzoñada por el engaño y la mentira, el favoritismo y la acepción de personas, la corrupción, el abuso de autoridad. Este hecho nos recuerda los abusos del clericalismo en la Iglesia, no digamos, los abusos sexuales con menores que nos han emponzoñado.

Malaquías los maldice y los amenaza con echarles estiércol a la cara. Pero concluye su profecía con una lamentación:

“¿No tenemos todos un solo Padre?” ¿Por qué el hombre despoja a su prójimo, profanando así la Alianza?

La autoridad de la ternura y la empatía

La carta a los Tesalonicense, firmada por el trío de evangelizadores -Pablo, Timoteo y Silvano- muestra un talante muy diferente a los sacerdotes del templo, denunciados por Malaquías. Así le hablan a la comunidad:

  • “Os teníamos tanto cariño. Os queríamos entregar hasta nuestras propias personas… Os habíais ganado nuestro amor”
  • “No cesamos de dar gracias a Dios”

¿No es ésta una forma de autoridad “con alma”? ¡Qué alejada de la frialdad, de la actitud controladora, de la falta de empatía, del distanciamiento jerárquico! Es una autoridad para hacer el bien y nunca para imponer los deseos perversos del “ego”.

La alternativa de Jesús: denuncia y anuncio

Jesús invita a obedecer a las autoridades, pero con reservas: “haced lo que ellos os dicen, no lo que ellos hacen”:

  • cuando son hipócritas, falsos, impositivos y holgazanes: “lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente, pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar”;
  • cuando son vanidosos y todo lo hacen para que los vea la gente;
  • cuando solo buscan los primeros puestos y que la gente los llama “maestros”.

La alternativa que Jesús propone es ésta:

  • ¡No aceptéis títulos, ni protocolos mundanos! Vosotros, no os dejéis llamar “maestro”… ni “consejeros”… ni “padre”
  • ¡Poneos en el último lugar y… nada de precedencias! El primero entre vosotros, sea el servidor
  • Dios pondrá la auténtica autoridad en su lugar: El que se enaltezca será humillado. El que “abuse” será descubierto y condenado.

Conclusión

¿Hay todavía entre nosotros algo de esto? ¿Hay vanidad, hipocresía, personas que buscan siempre un cargo más elevado, vedettismo religioso? El papa Francisco denuncia el “clericalismo”, como uno de los males de la Iglesia actual. ¡Aprendamos todos la lección de Jesús, del profeta y del  trío apostólico de Tesalónica!

José Cristo Rey García Paredes, CMF

festividad de Todos los Santos. 1 de noviembre de 2023

LOS SANTOS DE LA “PUERTA DE AL LADO” 

Hace ya más de cinco años (el 19 de marzo de 2018, festividad de san José) nos regaló el papa Francisco una exhortación apostólica sobre “la llamada a la santidad en el mundo actual”. La tituló “Gaudete et exsultate”(=GEx) Y nos invitó a suplicar al Espíritu Santo que infunda en nosotros un intenso anhelo de ser santos; y que nos alentémonos mutuamente en el camino de la santidad.
Escuchamos con frecuencia expresiones como ésta: “mi madre era una santa”. Con todo, se constata que el horizonte de la santidad se han ido difuminando. Apenas se habla de la “santidad” y eso que el Concilio Vaticano II dedicó todo un capítulo de la constitución sobre la Iglesia a la “vocación universal a la santidad”. No a vocaciones “particulares” a la santidad… sino “vocación universal”… la vocación de todos. El Concilio nos invitaba a descubrir esa llamada interior en todos nosotros.
Nos ha precedido «una nube tan ingente de testigos» (Heb 12,1) que nos alientan a no detenernos en el camino y nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos, la más sublime, la más santa, ¡la “Santísimas virgen Maria” y su esposo San José..
El Papa Francisco nos dice que la santidad está presente no solo en los héroes y mártires, sino también en “la puerta de al lado”, en personas que viven cerca de nosotros “y son un reflejo de la presencia de Dios. La santidad es el rostro más bello de la Iglesia.
Dios tiene para cada ser humano un camino y un proyecto único. “Nadie irá, ni fue nunca hacia Dios, por este camino que yo voy. Para cada uno tiene un camino virgen Dios”, decía el poeta León Felipe. Cada creyente ha de discernir su “propio camino” y sacar lo mejor de sí mismo, sabiéndose llamado por Dios y capacitado por Dios para recorrerlo (cf. 1 Co 12, 7). 
La vida divina se nos comunica de formas muy diversas. Hay muchos estilos de santidad; y todos ellos reflejan la santidad de Dios. La santidad no está reservada para la élite. Es una llamada para todos. Y concluyo con una cita del Papa Francisco:

“¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos, como san José. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”.

Y, finalmente, el test para conocer la santidad son las Bienaventuranzas: Pobreza de espíritu, pureza del corazón, mansedumbre,… dichosos cuando os persigan a causa de mi nombre… ¡Si puedes ser llamado bienaventurado… eres santo!

DOMINGO 30. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL GRAN MANDAMIENTO: ¡AMARÁS!

Las lecturas de este domingo nos hablan del “amor”; nos invitan a descubrir ese fuego que circula por nosotros de mil formas, en mil direcciones, de dentro afuera y de afuera adentro. ¿Qué es amar? Lo mejor no es definirlo, sino experimentarlo. Cuando se ama ha un “tercero misterioso” que se revela.
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • El Compasivo… y su ira encendida.
  • El mandato: ¡Amarás!
  • Un amor elocuente

El Compasivo… y su ira encendida

“Forasteros, emigrantes, viudas, huérfanos, pobres y prójimos”. He aquí los nombres de aquellas personas en las que Dios derrama su amor, su predilección. Son ellas las que conmueven sus entrañas y son las favoritas de su amor. Solo una razón lo justifica y es ésta: “¡porque soy compasivo!”

Dios es compasivo: padece con los que padecen, sufre con los que sufren, se siente débil con los débiles. Dios ama a sus pobres como a sí mismo… Por eso, su mandato respeto a ellos es claro: ¡No oprimirás! ¡No explotarás! ¡No serás usurero! ¡Devolverás! Estos son los verbos del amor celoso y preferente de Dios hacia los pobres. Quien cometa contra ellos el mal, encenderá la ira de Dios. El Compasivo puede ser el peor enemigo de quien no tiene compasión.

El mandato: ¡Amarás!

Jesús vino como el Maestro del Amor. Hizo de toda su vida amor. Cuando le preguntaron por el primer mandamiento, le querían tender un lazo: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?, le pregunta un fariseo. Jesús no le responde, como era habitual: “Dios es solamente uno, a Él solo adorarás”. Más que la adoración le interesa el amor, y el amor “en todas las direcciones”: hacia Dios y hacia los demás. 

¿Qué es el amor? ¿En qué consiste? El escritor austriaco, Peter Handke, lo ha descrito con bellas frases, de seguro inspiradas por el Espíritu de Jesús:

“Acabo de ver con total claridad (¡fue un descubrimiento!), que en el amor, para el amor, no bastan únicamente dos: una y otra vez necesito a un tercero a quien poder dirigirme, para tranquilizarme, para fortalecerme, para permanecer firme, para volver a despertar, para decir gracia… Y a este tercero en mi amor, que cuida de mí siempre que me vuelvo hacia él, sólo puedo concebirlo con el nombre de “Dios”  (Peter Handke).

Amor se conjuga en activa y pasiva, en divino y en humano.  

Un amor elocuente 

Pablo y sus compañeros reconocen -en la segunda lectura- que la comunidad cristiana de Tesalónica acogió apasionadamente la Palabra de Dios y se dejó encender en su fuego de amor. De modo que “desde vuestra Iglesia la palabra de Dios ha resonado en todas partes”. 

“El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él”. La comunidad de Tesalónica estuvo habitada por el Amor, por la Palabra. Y es que el amor crece cuando se conoce. La Palabra enciende el corazón. Es eficaz y llega a lo más profundo del corazón

Conclusión

Cuando se constatan tantos fracasos en el amor (divorcios, amistades rotas, egoísmos cerrados), uno rehúye espontáneamente el romanticismo. Pero si Dios es amor, el amor es posible, es necesario. Los ríos no pueden anegar el amor. Quien ama nunca se equivoca. Así es nuestro Dios, porque Dios es Amor.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

 

DOMINGO 29. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

LA “MIRADA APRECIATIVA” EN LA POLÍTICA Y LA PASTORAL (Mt 22, 15-21) 

Es casi seguro que, en este tiempo, le plantearíamos a Jesús muchas preguntas sobre asuntos políticos. Maestro, ¿es lícito votar a…? ¿es lícito ilegalizar a….? ¿es lícito defender…? ¿Es lícito hacer un referéndum…? ¿Cambiar la Constitución? Las tres lecturas de este domingo nos ofrecen unas claves de respuesta. 
Dividiré esta homilía en tres partes:
1) ¡Dios santifica su nombre por medio de paganos!
2) El dinero para el César, el Pueblo para Dios 
3) El liderazgo del “nosotros” y la mirada apreciativa

¡Dios santifica su nombre por medio de paganos!

En el Padrenuestro decimos: “santificado sea tu Nombre” y “venga a nosotros tu Reino! Declaramos así que queremos pertenecer a Dios, a su Reinado.

¡Qué bien se refleja esto, en la primera lectura de Isaías, apenas proclamada!  Dios lleva de la mano a Ciro el Grande, fundador del imperio persa, que respetaba la religión de los países que conquistaba. De él dice Isaías que era “el ungido de Dios” y que Dios lo llevaba de la mano, aunque no pertenecía al pueblo de Dios -desterrado entonces en Babilonia. A Ciro lo inspiró Dios para que promulgase el siguiente edicto (allá por el año 538 a.C.):

«Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!» (2 Cr 36,22-23). 

El Pueblo de Dios fue devuelto a su tierra y allí edificó el Templo, el trono de Dios.

El dinero para el César, el Pueblo para Dios 

Es misteriosa la frase de Jesús en el evangelio de hoy: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Le habían preguntado si era lícito pagar el tributo al César. 
La respuesta de Jesús fue inteligente y revolucionaria: el tributo se paga con monedas que tienen efigie del César: ¡dádselas al César! Pero el Pueblo no pertenece al César sino a Dios: es el pueblo de su propiedad. Por tanto, dice Jesús: dadle a Dios lo que es de Dios. 

El liderazgo del “nosotros” y la mirada apreciativa

La segunda lectura de la carta a los Tesalonicenses está firmada por tres evangelizadores. Se expresa por un “nosotros” formado por Pablo, Silvano y Timoteo: ninguno se cree superior a los otros dos. Los tres anunciaron el Evangelio en Tesalónica. Y allí se formó una comunidad cristiana.
Su mirada hacia la comunidad no es de superiores a inferiores. Es de hermanos que reconocen a los Tesalonicenses con estos títulos: “amados de Dios”, “elegidos por Dios”, “ungidos por el Espíritu”. Y alaban a la comunidad por tres rasgos característicos: fe activa, amor esforzado, esperanza que sabe aguantar. Liderar la comunidad cristiana requiere amor, valoración, cuidado, y no reproche, imposición. El pueblo de Dios merece respeto, mucho respeto y aprecio.

Conclusión

La Política en la sociedad y la pastoral en la Iglesia requieren de nosotros una “mirada apreciativa”, como la del profeta Isaías respecto a Ciro, como la de Jesús respecto al César, como la de los Tres evangelizadora respecto a los cristianos de Tesalónica.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 28. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL BANQUETE PARA TODOS… PERO ¡NO TODO VALE!

En este domingo continúa el tema domingos anteriores: el enamorado de su viña es presentado hoy como “el Novio”. Invita a sus amigos a no entristecerse, sino a participar de la alegría del banquete de bodas. Y abre el banquete después a todos… pero ¡no todo vale! La Eucaristía es la continuación simbólica de aquel banquete. ¡No debemos estar tristes, cuando el Esposo está con nosotros! Pero también hemos de estar preparados para participar dignamente en el Banquete.

“Invitados al banquete”

El profeta Isaías dedica cuatro capítulos a lo que se denomina “pequeño apocalipsis”: es decir, la última manifestación de la justicia de Dios sobre la humanidad. A este pequeño apocalipsis pertenece la primera lectura de este domingo. Y su mensaje es claro: la corrupción, el asesinato, la soberbia humana, no tienen la última palabra: ¡Dios hace justicia a sus pobres! ¡Dios hace justicia a su Pueblo desterrado y lo reunirá definitivamente en su Tierra! En un gran banquete celebrará su desposorio con el Pueblo. Y serán invitados todos los pueblos de la tierra. El banquete tiene lugar en el monte de Sión. ¡Allí todos conocerán a Dios! ¡Allí se acabarán las lágrimas, el sufrimiento, ¡hasta la misma muerte! Allí se comerán manjares exquisitos y vinos excelentes.

¡Encontremos nuestro Centro!

En la segunda lectura de la carta a los Filipenses, -su comunidad preferida-, san Pablo se desahoga diciéndoles: “Todo lo puedo en Aquel que es mi Fuerza”, en “Aquel que es mi centro”.

Tener un centro es necesario para vivir y encontrarse en la circularidad de la vida. Escribió con mucho acierto Susanna Tamaro: “llegaste al máximo de la irritación cuando te dije que la vida no es una carrera, sino un tiro al blanco, lo que importa no es el ahorro de tiempo, sino la capacidad de encontrar una diana”. “Tener un centro” es decisivo para vivir. El centro nos da estabilidad, armonía. Por eso, hablamos también de “concentración”, o de vivir desde nuestro “”más profundo centro”. Jesús se nos ofreció como ese Centro: Yo soy la Vida, Yo soy el Camino, yo soy la Verdad, yo soy la Belleza.

¡Id e invitad a todos!

En el Evangelio Jesús les habla a los dirigentes religiosos y políticos de Israel. Les dice que un Rey envió invitaciones para el banquete de bodas de su Hijo. Los convidados no quisieron ir y pusieron las más variadas excusas. Los dirigentes comprendieron que ellos eran los convidados: pero rechazaron con excusas la invitación. Jesús era el Hijo del Rey en cuyo honor se celebraba el Banquete.

El rechazo de los dirigentes provocó una nueva invitación: esta vez a todo el mundo, hasta los más necesitados y pobres. El banquete se llenó de comensales. Aunque aquel que no llevaba vestido de boda fue expulsado. ¡No basta ser invitado… hay condiciones para entrar en la Sala del Banquete! Es algo que debemos constantemente interpretar -en las palabras de Jesús-.

La Iglesia está lanzando a toda la sociedad la invitación de Dios a participar en el banquete del Reino. ¡Salgamos a las plazas, a los caminos, para invitar a todos! Preparémosles el mejor vestido. Muchos en países tradicionalmente católicos han decidido no acoger la invitación. Muchísimos otros en países pobres y hasta paganos…. Acogen la invitación. 

Pero ¡no todo vale! No es cuestión de número. También de calidad. Nadie puede ni debe entrar en el banquete sin vestido nupcial. No hay que acelerar las cosas. No es cuestión de bautizar a todo el mundo. Hay que preparar a los llamados a través de serios procesos iniciáticos. Tal cual sea la puerta de entrada en la iglesia, así serán quienes estén dentro de ella.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 27. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL DIOS ENAMORADO-DECEPCIONADO

El tema de la “viña” -que ha aparecido los domingos anteriores- recobra en este domingo una especial intensidad. La viña simboliza un pueblo del que Dios está enamorado… pero es infiel a ese amor. Los encargados de la viña se apoderan de ella, matan incluso al hijo del Amo..
Dividiré esta homilía en tres partes: 1) Un amor traicionado; 2) Viñadores homicidas se apoderan de la viña 3) ¡El amor y la paz !

Un amor traicionado

“Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña”, dice el profeta Isaías.
Canta la decepción de Dios, enamorado de su viña, es decir, de su Pueblo. ¿Qué más pudo hacer Dios por ella? Esperaba los mejores frutos… recibió “agrazones”. Quienes aman apasionadamente y descubren la infidelidad, entenderán perfectamente la decepción de Dios con su Pueblo-Viña-Esposa.
El canto de amor se convirtió en una terrible lamentación.

Viñadores homicidas se apoderan de la viña

Jesús en el evangelio presenta a la viña amada por Dios, engalanada con regalos especiales, para que produzca “buenos frutos”… ¡Y los produce! El problema ahora no es la viña: son aquellos encargados de cuidarla. ¡Se la apropian! ¡La consideran suya! Y a los enviados por parte del Esposo para recoger sus frutos, los rechazan y tortura. El Amo (Dios), les envía a su propio Hijo (Jesús): pero ellos lo condenan a muerte y asesinan…. fuera de la viña.
¡Fue lo que ocurrió en Jerusalén! ¡Así actuaron con Dios y su Hijo, los jefes religiosos y políticos! Así ocurre a lo largo de la historia con el “pueblo de Dios”, perseguido, mal dirigido… cuando los encargados de la Viña (dirigentes religiosos o políticos) la secuestran y apartan de Dios.
Pero Dios en su momento actuará para reivindicar su amor y honor ultrajado. Los hará morir de mala muerte.
De qué forma tan bella expresó el gran teólogo protestante Karl Barth el amor del Hijo de Dios por la viña de Dios:
“Si Jesús no se casó, fue porque
su única esposa, su única amada fue su Iglesia”.
La Iglesia no le pertenece ni al Papa, ni a los Obispos, ni a los Párrocos, el pueblo no les pertenece a los políticos… ¡sólo le pertenece a Jesús, que entregó su vida “por todos”!

¡El amor y la paz!

Finalmente, la segunda lectura de la carta de san Pablo a los Filipenses- nos exhorta a ser hombres y mujeres de paz. Se trata de una conducta totalmente opuesta a la de los viñadores homicidas. Procuremos la paz con todo el mundo. No seamos beligerantes. Ofrezcamos a Dios todos los frutos que su viña produce

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 26. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

¿CRISTIANOS EN ZONAS DE CONFORT?

Cuando las cosas no salen bien, nace espontáneamente en nosotros un reproche a Dios, una anti-oración. El gran reproche contemporáneo a Dios es el ateísmo: ¿cómo creer en quien no impide guerras, injusticias, calamidades, terremotos o tsunamis? Estamos en un mundo sin garantías y con demasiadas fechas de caducidad. La liturgia de este domingo nos plantea estas preguntas y nos ofrece la solución.

Dividiré esta reflexión en tres partes:
1) ¿Es justo el proceder de Dios?
2) La poderosa clave de la humildad.
3) Cuando el sí es no, y el no es sí.

¿Es justo el proceder de Dios?

La primera lectura del profeta Ezequiel acusa no a Dios, sino a nosotros: “¡el que no es justo, es vuestro proceder!”.  Los seres humanos hemos de asumir nuestra responsabilidad en la existencia del mal. Tenemos libertad. Por eso, podemos entrar en territorios de vida y de muerte. No es justo que nos disculpemos e inculpemos a Dios. Tenemos todo a nuestro favor para poder “vivir” de verdad; pero para que sea así, hemos de comprometernos y asumir nuestra responsabilidad.
Lo peor es que la responsabilidad individual no basta. Se hace necesaria una responsabilidad colectiva. Por esto, tampoco basta un cristianismo individualista, sin comunidad, a-político. Hay que convencer a la sociedad de su responsabilidad. Nos hemos de responsabilizar colectivamente, socialmente, para que la Vida tenga lugar entre nosotros.  De ahí nace la súplica del salmo 24: ¡Señor, instrúyeme, enséñame tus caminos!
¡Qué maravilloso es el Dios de la libertad! ¡Qué digno del ser humano tener un Dios que cuenta tanto con nosotros! Pero ¡qué terrible puede ser la persona cuando mal-utiliza su libertad!

La poderosa clave de la Humildad

En la segunda lectura de san Pablo a los Filipenses nos propone crear una estrecha alianza entre todos nosotros cuyas características serían: unanimidad, concordia, consentimiento. Se trata de una propuesta preciosa, pero ¿no es un sueño imposible? ¿Dónde hay familias o comunidades así? Lo que sentimos muchas veces es la falta de concordia, de unanimidad, de consenso. Cada uno tira por su camino y no cede.
Pero san Pablo tiene la sabiduría del Espíritu. Por eso, ofrece la clave para que su sueño sea posible: ¡la humildad!: “No obréis por rivalidad, ni por ostentación… dejaos guiar por la humildad y considerar siempre superiores a los demás”.
Jesús se caracterizó por su humildad. No quiso aparecer como “Dios”, sino que se rebajó, se hizo uno de tantos. Nosotros, en cambio, tendemos a en-diosarnos. En cambio, el día en que seamos conscientes de nuestras limitaciones, de nuestra sombra, de que no somos “alguien especial”, sino “uno de tantos”, ese día estaremos revestidos de humildad. Y nuestra sociedad, nuestras familias y comunidades comenzarán a florecer.

Cuando el “sí” es “no” y el “no” es “Sí”

Jesús nos pide hoy -en su parábola de los dos hijos- claridad: que el “sí” no se convierta en un “no”. Y acoge al ¡no! cuando después se convierte en un “sí”.
El amo de la viña no solo contrata obreros para ir a su viña. También les pide a sus hijos que vayan a trabajar su viña. Uno de ellos responde inmediatamente que “sí” cuidando su imagen de buen hijo.; pero, a la hora de la verdad, ese “sí” se convierte en un “no”. Representa a quienes en la Iglesia no toman en serio la misión; se entretienen en sus cosas; no tienen celo apostólico, ni disponibilidad para ir a los lugares a los que Dios los envía. El otro hijo desobedece de palabra con su “no”, pero obedece de hecho con su “sí”. No llega a la viña como héroe, sino como un arrepentido.
Hay “síes” que son “noes”, y hay “noes” que son “síes”. Jesús nos pedía que nuestro “sí” fuera “¡sí!” y nuestro “no” que fuera “¡no!”.

Conclusión

Un inmenso campo de misión se abre hoy ante nuestros ojos. ¿Estamos dispuestos a obedecer la voz del Padre, de Jesús, el impulso del Espíritu? ¡No nos quedemos cómodamente encerrados en nuestras zonas de confort!

José Cristo Rey García Paredes, CMF