HORA SANTA 2021

Jueves Santo, 1 abril 2021

Para ver el video de la Hora Santa pincha en la foto:

Video de la Hora Santa 2020

0. AMBIENTACIÓN

Canto: ¡Uhhh uuhhh uhhh … Adoramus te, Domine.

    Hoy es Jueves Santo, un jueves santo muy especial. No hemos podido celebrar «la Cena del Señor». Pero queremos estar con Él. Permanecer con Él, porque Cristo permanece, y su palabra permanece, y su entrega permanece. Abrámosle el corazón. No es tiempo de hablar mucho, sino de escuchar, aunque solo sean los latidos de Dios. Su presencia es gracia, regalo, fuerza y consuelo.

1. ADOREMOS AL SEÑOR

Lectura de 1 Cor 11,23-26

    «Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva».
Palabra de Dios

Actitudes propias de la adoración

▪ Descálzate. Solo los limpios de corazón verán a Dios.
▪ Escucha. Eres orante en la medida que escuches la Palabra.
▪ Dialoga. Dios está oculto, pero es real. Orar es «tratar de amistad con quien sabemos que nos ama» (Sta. Teresa de Jesús).
▪ Adora: «La adoración es la continuación de la celebración, la prolonga e intensifica» (Benedicto XVI).
▪ Agradece. Dedica unos momentos a dar gracias al Señor; su presencia, su pasión y su amor en­tregado. Da gracias porque te sientes amado por él, y este amor te salva.
▪ Entrégate. Ponte en sus manos, para que el Señor se sirva de ti como pequeño instrumento.

Canto: No adoréis a nadie, a nadie más que en Él (2).
             No fijéis los ojos en nadie más. (2)
             No fijéis los ojos en nadie más que en Él.

Oración

Nos hemos sentado muchas veces a tu mesa. Gracias, Señor.
Queremos vivir siempre en comunión contigo y con los hermanos.
Hemos escuchado tu Palabra.
Te pedimos que sepamos guardarla en el corazón.
Nos pides velar contigo.
Viviste la agonía en Getsemaní.
Y sigues agonizando en muchos hermanos.
Danos tu gracia para que no los dejemos solos.

2. EL MANDAMIENTO DEL AMOR

Lectura de Juan 15,9-10.12-13.17    

    «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; per­maneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, perma­neceréis en mi amor… Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos…. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros”.
Palabra del Señor

Interiorización

    Somos amados, muy amados en Cristo. El origen de tanto amor está en el Padre. Cristo prolonga este amor y llega a nosotros de manera asombrosa, visible y palpable. Este amor es definitivo, eterno, por eso Jesús nos pide permanencia… Permaneced en mi amor. El amor verdadero siempre es fiel, hasta la muerte… Que os améis como yo os he amado…

Canto: Donde hay caridad y amor,  allí está el Señor, allí está el Señor.

Plegaria

Señor, enséñame a amar como tú,
con la misma generosidad e intensidad.
Enséñame a perdonar como tú,
enséñame a curar como tú,
enséñame a servir como tú,
enséñame a sufrir como tú,
enséñame a orar como tú,
enséñame a compadecer como tú,
enséñame a compartir como tú,
enséñame a despojarme como tú,
enséñame a vivir como tú,
enséñame a dar la vida como tú.

3. EN LA NOCHE DE LA AGONÍA

Lectura de Marcos 14,32-12

    [En Getsemaní] «se postró en tierra y suplicaba que, a ser posible, no tuviera que pasar por aquel trance. Decía: «¡Abba!, Padre. Todo te es posible. Aparta de mí esta copa de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Palabra del Señor

Jesús hace oración.

    Una oración que esta vez no será gozosa. Jesús lo que hace es llorar entre gritos y lágrimas. Verdade­ra «agonía». ¿Cómo sonarían en el silencio de la noche aquellos gritos y ora­ciones de Jesús? Pero al fin, SÍ, que se cumpla su voluntad, ¿Oían los discípulos? Parece que no, dormían, incluso los más cercanos. ¿Oía el Padre? Parecía que no, o que se ha­cía el sordo. ¿Oían los ángeles? Sí, y uno de ellos vino en su ayuda (cf. Lc 22, 43) En el fondo, ese ángel del consuelo fue ya una respuesta del Padre.
    Hemos de estar seguros. Cuando pasamos por la «noche», el Padre siem­pre acompaña, aunque parezca que se oculta, y siempre escucha; y siempre nos mandará a alguno de sus ángeles.

    Getsemaní

«Este es uno de los lugares más venerados del cristianismo. El Monte de los Olivos es el mismo de la época de Jesús. Quien se detiene en él se encuentra aquí ante un dramático punto culminante del misterio de nuestro Redentor: Jesús ha experimentado aquí la ultima soledad, toda tribulación del ser hombre. Aquí, el abismo del pecado y del mal le ha llegado hasta el fondo del alma. Aquí se estremeció ante la muerte in­minente. Aquí le besó el traidor. Aquí todos los discípulos lo abandona­ron. Aquí él ha luchado también por mí».
(Benedicto XVI)

Canto: Antes de ser llevado a la muerte, viendo Jesús su hora llegar, manifestó su amor a los hombres, como no hiciera nadie jamás.

Plegaria

▪ A los que han muerto a causa del coronavirus, a los agonizantes y a los enfermos, dales, Señor, el consuelo y la esperanza.
▪ Haz, Señor, que sepamos estar cerca de los que se sienten solos y están desconsolados, siendo para ellos como ángeles de consuelo.
▪ Gracias, Señor, a cuantos trabajan en el campo de la sanidad, a las fuerzas de seguridad y a cuantos trabajan en los diferentes servicios, y bendícelos y protégelos con tu amor.
 Ante ti que aquí sufriste, rezaste, gritaste y lloraste para ofrecer a todos, la fuerza y el consuelo, ponemos, Señor, todo el sufrimiento humano. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

4. CONCLUSIÓN

Canto: Cantemos al Amor de los Amores, cantemos al Señor,
           Dios está aquí, ¡venid adoradores, adoremos, a Cristo Redentor!

           ¡Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor
           honor y gloria a Ti, rey de la gloria amor por siempre a Ti Dios del Amor!

 

Oración final

Gracias, Jesús, por tu palabra, tus signos, tu Eucaristía;
son para nosotros testamento, herencia y sacramento.
Te hiciste Siervo. Te hiciste pan, medicina y ungüento.
Te hiciste perdón, oración, lágrimas y regalo.
Eres Palabra-misericordia, Palabra-paz, Palabra-dolor, Palabra-amor crucificado.
Háblanos, Jesús-Palabra, purifícanos con tu Palabra,
consuélanos con tu Palabra, enamóranos con tu Palabra,
conviértenos en eco vivo de tu Palabra,
sostenidos siempre con la fuerza de tu Espíritu. Amén.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.