Domingo Segundo del tiempo de navidad. Ciclo c

LUZ, PALABRA, CARNE

           Esta larga, tozuda y desconcertante pandemia nos ha hecho a todos estar mucho más pendientes de las noticias: el coronavirus, las residencias de mayores, las subidas de la luz, el gas, los alimentos, la inflación, las ayudas económicas… 

            También de todo tipo de chismes relativos a amoríos, líos familiares, rupturas, embarazos de famosas… quizá con la pretensión de distraernos de tantas otras cosas preocupantes. El uso de las redes también ha crecido exponencialmente, como las aplicaciones para estar conectados con quien sea y a todas horas. Se han multiplicado las llamadas «fake news», que en castellano conviene traducir por noticias falsas, bulos, mentiras o -como yo prefiero decir- «paparruchas». Los entendidos han elegido como palabra del año «vacuna»…

           El caso es que nos hemos «saturado» de palabras, palabrerías y malas noticias, y un cierto número de personas han optado por «negar» la realidad, por muchos datos verificables que se les pudieran aportar. Sin embargo, también hemos podido encontrar algunas «buenas noticias», que nos vienen bien para este recién comenzado año, para animarnos con la «gente buena» y creativa. A mí me ha hecho bien leer:

* Rodrigo, un niño madrileño de cuatro años que se disfraza de elfo y vende caramelos para pagar la terapia de su amigo de 7 años que padece una enfermedad neurodegenerativa.

* Isaac Bousnane, de 35 años y origen marroquí, dedica sus días libres a cortar el pelo a personas sin hogar para ayudarlas a salir de la calle

* Una farmacéutica de Madrid dona antígenos a personas sin papeles: «“Es mi deber como sanitaria».

* A una señora de 84 años en Málaga se le olvidó el «pin» necesario para efectuar un pago de 60 euros con su tarjeta, y trataba inútilmente de localizar con su móvil a alguien que la ayudara. Un desconocido joven se lo dejó pagado , sin decir nada, y se marchó.

* Un conocido chef de Málaga ha iniciado la ‘operación abuelo’ en la que se prestará ayuda a los abuelos que estén faltos de recursos económicos, o que se encuentren solos.

Y tantas otras que cada cual puede conocer de su propio entorno…

Me venían a la mente al leer el Evangelio de hoy: Juan venía para dar testimonio de la luz, no era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. De eso se trata. La luz podrá ser muy pequeña (como las que he recogido antes), pero cuando hay mucha oscuridad… se ve más y mejor. Por tanto, SEAMOS LUZ a lo largo de este nuevo año.

El Papa Francisco, en su bendición del día de Navidad, comentaba: 

El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios no quiere tener un monólogo, sino un diálogo. Dios nos mostró el camino del encuentro y del diálogo al venir al mundo en la Persona del Verbo encarnado. Es más, Él mismo encarnó en sí mismo este camino, para que nosotros pudiéramos conocerlo y recorrerlo con confianza y esperanza. Hermanos, ¿qué sería el mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y a comunidades? En este tiempo de pandemia se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar. 

         – Me parece un reto estupendo y oportuno para los que somos discípulos de Jesús, precisamente en estos tiempos en que bastantes de nuestros políticos se enfrentan, se atacan, se desprecian, insultan… haciendo «gala» a menudo de muy malas formas y educación. Y como nosotros mismos, que nos enrocamos en nuestras posturas, criterios y valoraciones… favoreciendo un clima de desencuentro, de agresividad, de exclusión…´Pues que a lo largo de este nuevo año seamos PERSONAS DE PALABRA (el Unigénito de Dios vino lleno de gracia y de verdad) y de DIÁLOGO, de encuentro, de colaboración. Especialmente con los «distintos».  Y también con el Dios-Palabra (oración), para que nos enseñe a acercarnos a los otros -como él mismo hizo- aunque nos rechacen, pero que no nos arrastren ni nos contagien: «y el mundo no la conoció»,

             Y un tercer apunte: «Se hizo carne y habitó entre nosotros». La palabra «carne«, para los griegos, significaba lo que es débil, mortal, pasajero, capaz de sufrir. A nosotros nos gusta creer que somos dioses y que lo podemos todo: con dinero, con poder, con la ciencia… A nuestros sueños de omnipotencia, que no quieren reconocer y aceptar la propia fragilidad se oponen los de un Dios «Omnipotente» que ha elegido compartir nuestra carne, nuestro sufrimiento, nuestras limitaciones, incluida la muerte. El encuentro verdadero con el hombre sólo era posible si Dios se hacía en todo como nosotros (menos en el pecado). EN TODO. Y nuestro encuentro con Dios y con el resto de los hombres ha de ser igual: desde nuestra verdad débil y vulnerable. Una invitación a la HUMILDAD, que no nos quita dignidad, puesto que seguimos siendo «hijos de Dios», nos ha dado el poder de ser hijos de Dios, y hemos recibido gracias tras gracia. Aceptarnos como somos y como estamos, sin «negacionismos» ni autoengaños. La debilidad nos facilita el encuentro con otros, tan necesitados y débiles como nosotros. Así entendemos mejor aquello de san Pablo: «Cuando soy débil, ¡entonces soy fuerte!» (2Cor 12, 10). En cambio la autosuficiencia, el creer que solos podemos con todo… nos encierra en la soledad, el aislamiento, la falta de amor.

                Así pues: Seamos personas de LUZ, seamos personas DE PALABRA (verdad, coherencia), personas de DIÁLOGO y personas HUMILDES, de CARNE, Podemos serlo porque somos hijos de Dios, como el Unigénito de Dios, del que seguiremos recibiendo gracia tras gracia.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

Imagen Inferior de José María Morillo

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2 comentarios

  1. LUZ- PALABRA Y CARNE
    Quique
    Me encantan las buenas noticias, que no suelen salir en los medios de comunicación que tanto bien hacen a las personas que reciben un gesto de solidaridad, aunque sea desde el silencio, como los ejemplos que escribes en el inicio de tu reflexión.
    Esos pequeños gestos de la vida iluminan la mente y el corazón de las personas por mucha oscuridad que haya en el mundo. Para ellas el mundo es lo inmediato, lo cercano, lo imprevisto, lo necesario…
    En el día de hoy, quisiera hacer silencio en mí, contemplar esa LUZ, PALABRA Y CARNE; y con un corazón humilde, entrar en “diálogo” con Él, siempre presente entre nosotros. Un diálogo que rompiera las fronteras de mi corazón, diálogo confiado y esperanzado, diálogo vigilante para que no se convierta en monólogo.
    Es verdad, que me preocupa la situación por la que estamos pasando a nivel mundial, pero no quiero que eso cierre mis puertas a la acogida.
    Esa LUZ, esa PALABRA, esa CARNE, que está con nosotros, la quiero acoger y le quiero confiar mi caminar de cada día.
    Quisiera sentir la presencia de tantas personas “cercanas” afectivamente, que lo están pasando mal, en la distancia física y personas “cercanas” físicamente que viven aisladas y también sufren, para todas Él es LUZ y PALABRA encarnada y yo lo tengo que ver y vivir así.
    ¡Qué bonito sería que en familia y en Comunidad cristiana percibiéramos las pequeñas luces que somos unos para otros!
    Me sobrecoge contemplar la debilidad de Jesús Niño. Un niño que no habla se convierte en la PALABRA, En una vida oculta es LUZ, La humildad de su vida es fuerza que conforta mis miedos y cansancios. Tú, el Hijo de Dios, te haces CARNE de nuestra carne, vienes buscando al hombre para salvarlo. Te dejas querer, acariciar, amar… porque eres todo AMOR y ternura.
    Desde que Él se hizo carne y habitó entre nosotros todo, en la vida, tiene sentido.
    Tu conclusión me parece de lo más acertado como programa para el Año Nuevo: ser persona que irradie luz, persona de palabra, dialogante y humilde, de esta forma podré, como Jesús, encárname en mi realidad, en mi entorno.
    Que te descubra como PALABRA que te pones junto a mí para darme vida y sosiego, para infundirme valor y encanto.
    Que seas la PALABRA que ilumine mis días y mis noches

    Gracias Quique

  2. Quique lo primero felicitarte el año así como a todas las personas que nos vemos por aquí para comentar tus palabras y cómo nos llegan dentro de nuestro corazón.
    Hoy me llaman la atención tres cosas:Dios se hace humano como nosotros. La segunda idea es la de la cantidad de seres humanos anónimos que hacen el bien y la tercera es la humildad necesaria para reconocernos débiles y así ser fuertes.
    En la primera en la que Dios se hace niño de carne y hueso vemos como nos quiere. Quiere pasar por sufrimientos y malos momentos para que le veamos más cercano y al ser así que podamos confiarnos mucho más fácil a él.
    En la segunda idea que me ha llegado muy dentro es ver cómo hay gente, hermanos como nosotros, que por encima de ideas religiosas, políticas o de otra índole se prestan a hacer el bien. Son grandes ante los ojos de Dios y desde luego ante los míos. No escatiman ayudar al prójimo; cada uno a su forma.Con compañía, con cariño, con dinero,con nuevas ideas….en una palabra, demostrando el amor al necesitado. Y unos serán creyentes y otros no. Y unos serán de una religión y otros no, e incluso otros agnósticos e incluso «ateos»…Muchas veces me pregunto cómo los verá el Señor ….si por encima de todo hacen el bien?. Yo como creyente..¿les llego a la suela de los zapatos?..
    Y en el tercer punto o idea que me había llegado muy dentro es la humildad. Humildad para reconocernos débiles y que necesitamos bajar nuestros humos y ser mansos de corazón pare reconocernos que es la única forma de seguir a Jesús y que nos llegue su doctrina para ser mejores.
    Señor de todo lo de hoy, de todo lo que comento te pido mucha ayuda para ser un ser humano comprometido con las necesidades de los demás por encima de ser cristiano y que además a través de mis obras te clarifique como creyente dando todavía un valor más trascendental a mi forma de actuar. Así sea

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