EL BUEN GOBIERNO – EL MAL GOBIERNO
Frecuentemente hemos de optar -como ciudadanos o como cristianos- por una u otra forma de gobierno. No nos resulta fácil la opción, por la ambigüedad de todo lo humano. Optamos frecuentemente “por lo menos malo”. La liturgia de este domingo nos ayuda para el discernimiento con tres claves:
- El estilo de Dios
- El consejero divino
- La parábola del mal-gobierno
El estilo Dios
La primera lectura -tomada del libro de la Sabiduría- presenta a nuestro Dios como un excelente gobernante. Y sorprende su estilo de gobierno:
- ¡Perdona a todos!
- ¡Demuestra su fuerza a quienes dudan y reprime la audacia de los que no lo conocen!
- Juzga con moderación y gobierna con gran indulgencia.
- En el pecado da lugar al arrepentimiento.
- A quien ha justificado, Dios le pide que sea “humano”
- ¿No vemos que un gobierno tan divino, es también un gobierno muy “humano?
Pero nuestro Dios no renuncia a su divinidad, a su soberanía universal. Él “lo que quiere lo hace”. Este diseño del gobierno de Dios según el libro de la Sabiduría, será plasmado por Jesús en el Padrenuestro: ¡Venga a nosotros tu Reino!
El Consejero divino
En la danza trinitaria el Espíritu Santo es el Consejero, no solo de Dios Padre y de Jesús, sino también nuestro. Así nos lo presenta hoy san Pablo en la carta a los Romanos.
El Espíritu Santo, la santa Ruah, nos acompaña, entra en lo más profundo de nuestro ser y “ora”, intercede por nosotros con gemidos inefables. Dentro del mismo Dios tenemos a nuestro intercesor: el Santo Espíritu.
Nosotros somos incapaces de “orar como conviene”; pero cuando conectamos con el Espíritu de Dios que nos habita, entonces se transforman nuestros deseos según el querer de Dios.
La parábola del “mal gobierno”
La parábola de la cizaña y el trigo es una genialidad de Jesús. Yo la definiría irónicamente como la “parábola del mal gobierno”. No gobierna bien que -basándose en las leyes- premia lo bueno legal y castiga lo malo. Las leyes son fruto de mayorías que las aprueban y del influjo sobre ellas de grupos interesados que las apoyan. Lo que se denomina “legal” es a veces muy cuestionable.
Lo que Jesús defiende en su parábola de la cizaña es lo siguiente: ¡no es fácil distinguir la cizaña del trigo! Por arrancar la cizaña puedes arrancar también el trigo. ¡Ten paciencia, espera! Deja que aquello que llamamos “bien” o “mal” crezcan juntos. En el momento del juicio, se verá con claridad lo uno y lo otro.
Hay demasiado dogmatismo “antes de tiempo”. Hay una forma de gobierno -que se aprecia cada vez más, en la política y en la religión- que es impaciente; que se auto-arroga la capacidad de distinguir netamente entre el bien y el mal. Hay políticas de “destrucción de la cizaña” muy belicosas. Van paso a paso cumpliendo su proyecto. ¿No serán esas políticas las que mejor sirven para conservar la cizaña y arrancar el trigo?
Conclusión
Las dictaduras son idolátricas. Las democracias son manipuladas por los grupos de poder económico, poder mediático, poder ideológico. Gobernar según el Evangelio es bueno para todos. El estilo de gobierno de nuestro Dios “salvará la humanidad”. ¡Venga a nosotros tu Reino!