LA BIENAVENTURANZA DE LOS POBRES
Ante la gente pobre Jesús se sentía conmovido. Le ganaban el corazón. Ante los pobres Jesús se transformaba: se sentía inspirado, rebosaba de alegría y daba gracias al Abbá. Jesús disfrutaba restaurando su belleza exterior e interior, devolviéndoles la salud, dándoles de comer, sacándolos de sus depresiones, liberándolos de sus demonios. Restauraba su belleza. Por ello, los proclamaba ” bienaventurados”. Las lecturas de este domingo nos hablan: 1) de quienes, en su indigencia, nunca desconfían (profeta Sofonías); 2) de quiénes son los elegidos de Dios para confundir a los fuertes (San Pablo); 3) de Jesús proclamando la bienaventuranza de los pobres.
1. Quienes en su indigencia, nunca desconfían
El profeta Sofonías vivió unos seiscientos cuarenta años antes que Jesús. Fijó su mirada y su corazón en un resto de Israel -pobre y humilde- que vivía en el monte Sión- . El los denominó: la “hija de Sión”. Este grupo de gente sencilla y pobre cumplían los los mandamientos de Dios: no cometían maldades, ni decían mentiras. Buscaban la justicia. Confiaban en el nombre del Señor.
De ellos decía Sofonías que escaparían salvos en el día de la ira del Señor. Y les prometía que pacerían en verdes praderas y se abrevarían en fuentes tranquilas; vivirían sin sobresaltos. El profeta Sofonías se dirigía a ellos, como el ángel Gabriel se dirigió a María: ¡Alégrate, hija de Sión!
2. Los elegidos de Dios para confundir a los fuertes
Una comunidad semejante encuentra san Pablo en Corinto. Por eso les dice: “¡Fijaos en vuestra asamblea!”: no hay entre vosotros sabios en lo humano: lo necio del mundo lo ha escogido Dios; ni hay entre vosotros poderosos: lo débil del mundo lo ha escogido Dios; ni aristócratas: lo despreciable, lo que no cuenta, ha sido escogido por Dios. Y es así cómo Dios humilla a los sabios, poderosos y ensalza a los humillados.
A veces, nos gloriamos de nuestra “ortodoxia”, de nuestras “teologías”, de nuestros “conocimientos”, de nuestro “poder”, de contar “tanto” dentro del organigrama eclesial, o social. Pero ahí está la comunidad de los pobres para bajarnos los humos, para hacernos ver que Dios elige lo pequeño, lo que no cuenta.
3. De ellos es el Reino de Dios
Sofonías y Pablo se quedaron muy atrás, comparados con el Jesús que en la montaña proclamó las Bienaventuranzas: a los pobres, a los que lloran, a los sufridos, a los que luchan por la justicia -aunque sean perseguidos, a los no-violentos o misericordiosos, a quienes tienen un corazón limpio, honesto, a los que trabajan por la paz.
Y son dichosos porque recibirán las marcas del Reino de Dios y serán reconocidos como “hijos de Dios”.
Jesús confía locamente en las energías espirituales de los pobres, de los marginados, de las víctimas de la violencia. Jesús sabe que allí donde hay caos humano, allí el Espíritu Santo puede crear algo absolutamente nuevo.
Conclusión
Jesús nos indica dónde está la verdadera felicidad. ¡Qué lástima, que busquemos tantas veces la felicidad donde no está! ¡En la riqueza, en la venganza, en la guerra, en la ofensa a los demás, en la deshonestidad, en la dureza de corazón!
José Cristo Rey García Paredes, cmf





CENTINELA es el guardia atento, que vigila el horizonte para prevenir al Pueblo de posibles peligros. Cuando percibe un peligro, debe tocar la trompeta. Así la comunidad se prepara para enfrentarse al enemigo. Si no lo hace, será RESPONSABLE de la catástrofe.
PROFETA es el Centinela del Señor en medio del Pueblo para vigilar atentamente la realidad y alertar de los peligros que lo amenazan. Como profundo conocedor de Dios y de las realidades de los hombres, el profeta no puede quedar indiferente ante una persona corrupta. Ezequiel es conocido como el «Profeta de la Esperanza». A los exiliados, que están en tierra extranjera, privados del Templo, del sacerdocio y del culto, y dudan de la bondad y del amor de Dios, alimenta la esperanza de que Dios no los ha abandonado ni los ha olvidado. Dios continúa amando a su Pueblo y enviando sus profetas.
En la 2ª lectura, Pablo enseña que el AMOR es la plenitud de la Ley y una forma de amar y corregir al hermano. (Rom 13,8-10). Dios es Caridad y quiere que seamos caridad en palabras y en acciones. La caridad perfecta es la plenitud de todos los preceptos. La verdadera fraternidad consiste en ayudar al hermano a ser mejor. La corrección fraterna es una señal importante en la vida de la Iglesia. Resulta fácil cuando está animada por la caridad y difícil cuando es sin ella no existe.
2º Paso: Si no hace caso, pedir ayuda de OTRAS PERSONAS, que tengan sensibilidad y sabiduría…


Jesús interroga a los discípulos: ¿Qué dice la gente de Él y qué piensan de Él los discípulos?
¿QUIÉN ES CRISTO HOY?














1ª lectura: Maria, imagen de la Iglesia. (Ap 11,19a; 12,1-10ab).
2ª lectura: María, NUEVA EVA. NUEVO ADÁN.
Evangelio: María, Madre de los creyentes.




– Jesús envía a los discípulos en misión en la otra orilla del lago y, cansado, se retira de la multitud… va al monte a rezar…





