TESOROS QUE LIBERAN. DOMINGO 17 TIEMPO ORDINARIO A

La Liturgia de este domingo nos convida a reflexionar en los valores sobre los que fundamentamos nuestra existencia. Las lecturas nos ayudan a escoger esos valores…

En la 1ª Lectura, el rey Salomón escoge su tesoro: la SABIDURÍA. (1Re 3,5.7-12).
En el inicio de su reinado, el joven rey va a Gabaón, donde se hallaba el Tabernáculo sagrado, construido por Moisés, con el fin de ofrecer sacrificios al Señor.
En sueños, el Señor manifiesta su agrado por este gesto y le invita a pedir lo que quisiese. El rey no se dejó seducir por valores efímeros. Por lo contrario, escoge lo más importante: un corazón “sabio» para gobernar a su pueblo con justicia y rectitud. La ELECCIÓN agradó a Dios: Y Dios le concedió una sabiduría inigualable y le añadió aun otros tres valores no solicitados: riqueza, gloria y vida larga.
Salomón sabe escoger lo mejor: SABIDURÍA
El texto quería también presentar a Salomón como el escogido del Señor y justificar su proverbial sabiduría.

La 2ª Lectura presenta etapas del camino que conduce a la Salvación. Necesitamos de la Sabiduría de Dios, para discernir el designio de Dios, que nos «predestinó» para que seamos conformes a la imagen de su Hijo. (Rom 8,28-30)

En el Evangelio Jesús presenta su tesoro: el REINO DE DIOS. (Mt 13,44-52)

Es la conclusión del 3er Discurso de Jesús, con las últimas tres «Parábolas»: el Tesoro, la Perla y la Red. El REINO DE DIOS es un TESORO escondido… una PERLA que se busca… El DESCUBRIMIENTO de este tesoro y de esta perla provoca, en quien los encuentra tres ACTITUDES: Renuncia, Urgencia y Alegría.

1.- RENUNCIA a todo para adquirirlos… El Reino propuesto por Jesús es un «tesoro» precioso por el cual se renuncia a todo y por el cual los seguidores de Cristo deben estar dispuestos a pagar cualquier precio.
Desde el descubrimiento de Cristo, ¿en qué ha cambiado nuestra vida?

  • ¿A qué hemos renunciado ya por este tesoro?
  • ¿Dónde gastamos más tiempo en nuestra vida diaria?
  • ¿Al servicio de la comunidad, en lecturas serias, en la Oración o en el futbol, la TV, en el dinero, en la charla con los amigos?

2.- URGENCIA en la decisión que se debe tomar. La elección del Reino de Dios no se puede retrasar. Cuando Dios convoca es preciso responder inmediatamente. No podemos quedar negociando con Dios el precio de la perla.
Hay oportunidades que no se repiten nunca más… Hay personas conscientes de este tesoro, pero no están dispuestas a renunciar otros ciertos «tesoros».

3.- ALEGRÍA muy grande por el bien encontrado… Todo comerciante que realiza un buen negocio se siente feliz, aunque tenga que desprenderse de muchos bienes…
El Reino de Dios es un tesoro por el cual compensa la renuncia de todos los bienes de este mundo.

  • ¿Demostramos alegría y felicidad porque hemos encontrado nuestro tesoro?
  • ¿Si tenemos conciencia de este tesoro, cómo podemos permanecer enfadados, tristes y desanimados?

Mas aún quedan algunas preguntas: Si el Reino de Dios es tan precioso,

  • ¿Por qué hay tantos hombres que lo ignoran o hasta lo desprecian?
  • ¿Por qué vemos tantos males entre los buenos?
  • ¿Es que, al final, todos tendremos la misma suerte?

En la 3ª Parábola, Jesús da la respuesta: El Reino de Dios es una RED: La Iglesia es comparada a una red de arrastre, lanzada al lago, que captura peces de todas las clases y cualidades…
El Pescador, después de haber arrastrado lentamente la red a tierra, recoge los peces, separando los buenos y los malos, los inútiles y los aprovechables. Recoge los buenos y tira fuera los malos…
Dios no tiene prisa en condenar y destruir… sabe esperar… Y dentro de la Iglesia, ante el divino Pescador, ¿somos un miembro vivo, activo, útil para la vida de la Iglesia, un pez inútil, despreciado por el proprio Dios? Todo depende de nuestra elección, debemos SABER ESCOGER
Y Jesús concluye el Discurso con un diálogo con los discípulos, en el cual afirma que el verdadero discípulo es aquel que descubre el Tesoro del Reino y se compromete con él. Solo la Sabiduría divina podrá iluminarnos para comprenderlo y así anunciar a todos con alegría nuestro descubrimiento.
Como Salomón, pidamos a Dios mucha SABIDURÍA… para saber escoger el verdadero Tesoro, mucho ENTUSIASMO… para ponernos con alegría en su conquista.

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