fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. 15 de agosto.

Celebramos hoy la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. Una verdad de fe definida por la Iglesia en 1950 por el Papa Pio XII: Es dogma revelado por Dios que la Inmaculada Madre de Dios, la Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial».

Pero la fiesta es muy antigua. En Jerusalén hay dos iglesias de Nuestra Señora:
– De la «Dormición»: En la cripta aparece sobre una mesa la «Virgen dormida».
– Del «Sepulcro» de María donde habría sido enterrada, con una pintura muy antigua de la Asunción.

Las LECTURAS se relacionan con la fiesta:

1ª lectura: Maria, imagen de la Iglesia. (Ap 11,19a; 12,1-10ab).

El texto describe la lucha incomparable de un dragón horrendo, símbolo de las fuerzas del mal, contra una mujer indefensa y un niño frágil. A pesar de las fuerzas del mal, el dragón fue vencido. Vencieron la madre y el hijo por la intervención salvadora de Dios. Esa «Mujer» representa a la Comunidad de Israel, compuesta de 12 tribus. Mas se aplica también a María, de quien nació el Mesías. Como María, la Iglesia engendra en el dolor un mundo nuevo. Y como María, participa en la victoria de Cristo sobre el Mal. El Canto final: «Ahora llegó la salvación” es una invitación a la esperanza.

 2ª lectura: María, NUEVA EVA. NUEVO ADÁN.

Jesús hac de la Virgen María una NUEVA EVA, señal de esperanza para todos los hombres. (1Cor 15,20-27).
El texto es una larga demostración de la resurrección. La Asunción es una forma privilegiada de Resurrección. Pablo no evoca a María, mas esta lectura en la Asunción, lleva a reconocer el lugar eminente de la Madre de Dios en el gran movimiento de la resurrección.

Evangelio: María, Madre de los creyentes.

Llena del Espíritu Santo, María encuentra palabras de fe y de esperanza: ¡a partir de ahora todas las generaciones la llamarán bienaventurada! (Lc 1,39-56).
El cántico de María habla desde el principio del Plan de Dios, que prosiguió en María y que se cumple ahora en la Iglesia.

El SENTIDO DE LA FIESTA: una Mujer que es SIGNO.

  • La primera y la más perfecta discípula de Cristo. La Virgen se constituye en imagen y tipo de Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo. María encarnó en su persona y en su vida terrena, el ideal de santidad del seguidor de Cristo.
  • Señal escatológica de la Iglesia: María Asunta es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; y consuelo y esperanza del pueblo peregrino en la tierra. Es el Puente del paso de Israel a la Iglesia.
  • Es una Señal humana de esperanza. La contemplación de María en la gloria nos hace ver la victoria de la esperanza.
«Porque hoy ha sido llevada al cielo la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. (Prefacio).

¿Es María modelo cristiano para hoy?

“La Virgen María siempre fue propuesta por la Iglesia a la imitación de los fieles no precisamente por el tipo de vida que llevó, dentro del ambiente en que vivió hoy superado, sino porque ella se unió totalmente a la voluntad de Dios, porque supo acoger su palabra y la puso en práctica, porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo». (Pablo VI).

María señal del amor de Dios.

En la vida sentimos necesidad de expresiones de amor y señales de cariño, que los otros tienen para con nosotros y que tenemos para con los otros: un saludo, un beso, una carta, un gesto, una sonrisa. En la vida espiritual también necesitamos de esas señales…
Cristo es el gran Sacramento del Padre y María es la señal perenne y maternal del amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús nuestro Señor.
La fiesta de hoy es señal de lo que Dios prepara para los que son capaces de amar y servir. Es la anticipación de lo que Dios quiere dar: la plena felicidad…

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