Domingo de Ramos

Celebramos hoy el DOMINGO DE RAMOS. La liturgia presenta dos momentos muy distintos:

  1. ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN, con la procesión de Ramos… en un clima de alegría… como GESTO de FE y de COMPROMISO.

INICIO DE LA SEMANA SANTA, con la Lectura de la Pasión del Señor, en la misa, recordando el camino de sufrimiento y de la Cruz. Dos momentos de la vida de Jesús: Triunfo y Humillación. Jesús se presenta proponiendo la paz y recibe violencia…

La segunda lectura es un bello Himno Cristológico. (Flp. 2,6-11).

Cristo es el principio y el fin de todas las cosas, ejemplo de toda criatura. Mientras que la desobediencia de Adán trajo fracaso y muerte, la obediencia de Cristo al Padre trajo exaltación y vida …
Él se despojó de su condición divina, asumió con humildad
la condición humana, para servir, para dar la vida,
para revelar totalmente a los hombres el ser y el amor del Padre.
Ese camino no llevará al fracaso, sino a la gloria, a la vida plena.
Y es ese mismo camino de vida, que la Palabra de Dios nos propone.

  1. El Evangelio invita a contemplar la PASIÓN y MUERTE de Jesús, según San Mateo. (Mt 26,14-27,66)
    • El texto nos introduce en el clima espiritual de la Semana Santa. No es solo el relato de los hechos acontecidos con Jesús, sino el anuncio de un mundo nuevo de justicia, de paz y de amor: Jesús pasó por los caminos de Palestina “haciendo el bien” y anunciando un mundo nuevo de vida, de libertad, de paz y de amor para todos.
    • Ese proyecto liberador de Jesús entró en choque con la atmósfera de egoísmo y de opresión que dominaba el mundo.
    • Las autoridades políticas y religiosas se sintieron incomodadas con la denuncia de Jesús: no estaban dispuestas a renunciar a los mecanismos que les aseguraban poder, influencia, dominio, privilegios.
    • No estaban dispuestas a arriesgar, a desinstalarse y a aceptar la conversión propuesta por Jesús.
    • Por eso, condenaron a Jesús, clavándolo en una cruz. La muerte de Jesús es la consecuencia del anuncio del “Reino“, que provocó tensiones y resistencias entre los que dominaban al pueblo.

    • La muerte de Jesús es el punto más alto de su vida; es la afirmación de todo aquello que predicó: el don total.
    • En Getsemaní, Jesús condena la violencia contra el siervo… El camino del Padre pasa por el amor y por el don de la vida. Por eso, los discípulos no pueden recurrir a la violencia. 
    • Solo en el Evangelio de Mateo aparece el relato de la Muerte de Judas. El episodio muestra la falsedad del proceso y la inocencia de Jesús. Mateo subraya la desesperación y el arrepentimiento de Judas, y deja clara la inocencia de Jesús.
    • Solo Mateo habla del sueño de la mujer de Pilatosy del lavado de las manos. Quiere dejar claro que los paganos reconocen la inocencia de Jesús y el pueblo mismo lo rechaza.
    • Solo él describe los hechos que acompañaron a la muerte de Jesús: “El velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo… la tierra tembló y las rocas se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron… y se aparecieron a muchos». Para Mateo, son señales de que Dios está allí como el salvador y libertador de su Pueblo, a pesar del aparente fracaso de Jesús.
    • Finalmente, solo Mateo narra el episodio de la «guardia» del sepulcro. Para los cristianos, el sepulcro vacío era la evidencia de que Jesús había resucitado.

Te vistes de humildad

En pollino, pequeño y renqueante,
irrumpes en la ciudad de la paz
pasas por delante de los muros que verán  impasibles
cómo se mata al Profeta entre los profetas
TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
 
Preámbulo de victoria y, a la vez Señor,
aparente derrota o contradicción:
¿Es así como arrolla el Hijo de Dios? ¿Es así como vence el amor?
TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
 
Y, con laureles en las manos, los que somos menos humildes
cantamos, pregonamos y proclamamos:
¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Paz al mundo! ¡Paz! ¡Paz!
TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
 
Y, en nosotros como en los que te aclamaban entonces,
se cumple todo lo que esperábamos de Ti.
Hoy, Señor, bien lo sabes
se mezcla en esta fiesta de la alegría
la vida, y la peregrinación hacia la muerte
el júbilo, y la cruz que se levanta invisible en el monte
nuestro deseo de seguirte
y la cobardía de los que huiremos en la tarde del Jueves.
Déjanos acompañarte, Señor.
Déjanos subir contigo a la ciudad santa.
Déjanos servir como Tú lo haces.
TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
 
Y, por encima de la multitud de ramos y palmas,
se divisan las horas con más pasión y amor
por ningún hombre, jamás vividas.
Vamos contigo, Señor, hasta el final
Vamos contigo, Jesús, hasta el Calvario
Nos arrancarás de la muerte, con tu muerte.
Con tu cruz, nos redimirás
Nos resucitarás, con tu resurrección.
TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
y….te decimos: ¡HOSANNA! ¡HOSANNA!
 
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