Domingo de Pascua (17 Abril 2022)

PASCUA: CADA COSA EN SU SITIO


 

  •  ¿Cómo dejaron las cosas «los hombres» en aquel Triduo, que fue culmen de la vida de un Justo, el Hijo de Dios entregado a la voluntad del Padre? 

– Por una parte los poderosos, los políticos, las autoridades religiosas, los manipuladores de masas, los ricos, los que no tienen escrúpulos, los que no quieren buscarse problemas, los que prefieren servirse de Dios y no servir a Dios…llevaron a Jesús hasta la fría tumba. Como han hecho siempre que han podido.

– Por otra parte, no podemos olvidarnos del silencio cómplice de los amigos («el silencio de los buenos», que decía Martin Luther King») y sus dudas, sus miedos y cobardía… O cómo las gentes se dejaron arrastrar tan fácilmente por el espectáculo, la manipulación y la superficialidad.

El resultado fue desolador. Aquel Hombre bueno había terminado mal, ante la satisfacción de unos pocos, el profundo dolor de algunos y la indiferencia de muchos.

  •  Pero ese Dios al que el Justo Jesús había gritado:«¿por qué me has abandonado?» decidió intervenir, quiso proclamar de parte de quién estaba. Quiso poner CADA COSA EN SU SITIO y dejar claro para el resto de la historia de los hombres:

+ dónde está la verdad y en qué consiste: «Yo soy la Verdad» 
+ dónde se encuentra el futuro: «Yo soy la vida» 
+ que la justicia (injusticia, mejor) de este mundo no coincide con la suya, ni aquélla tiene la última palabra, no «gana»
+ cuál es el estilo/proyecto de vida que tiene realmente «éxito», a pesar de los traspiés y zancadillas que se ponen tantas veces en nuestra historia 
+ qué es lo absoluto y qué lo relativo 
+ qué es lo pasajero, y qué es lo que permanece 
+ quiénes son los importantes, y quiénes quedarán descalificados y fracasados

  •  Y en cuanto a nosotros mismos, esto de la Resurrección de Jesús cambia mucho las cosas… hasta las más cotidianas:

+ Quien quiere «ganar» su vida (Marcos 8, 34) 
            vivir bien,
            acumular dinero o bienes,  
            tener éxito…
está perdiendo su vida, aunque consiga cierto bienestar en esta corta vida.

+ Quien pretenda entendérselas a solas con Dios
            en sus rezos y devociones, 
            en su proyecto de vida y en sus decisiones, 
            en sus compromisos personales y apostólicos,  
sin contar con los hermanos/comunidad, con los pobres, los desgraciados, los pequeños y sufrientes…  No está siguiendo el mismo camino de Jesús, ni es ésa la voluntad del Padre,  y corre el riesgo de situarse en el bando equivocado

+ Que la amistad con Jesús, («a vosotros os llamo amigos»), el amor a los hermanos, a ejemplo del suyo («amaos como yo os he amado»), la solidaridad y compromiso con los necesitados, han recibido del Padre un certificado de validez y eternidad, más allá de la muerte, con la resurrección de Jesús.

+ Que cada palabra y cada gesto de Jesús no son simples «ideas», teorías, normas, predicaciones de un Rabino o de un Profeta entre tantos otros, sino experiencias de vida que nos revelan y hacen entender el corazón de Dios; nos muestran «el» (y no «un») Camino de felicidad.  Y ya que él «se rebajó» tanto, se puso tan abajo, se hizo tan como nosotros… nadie puede decir que no puede llegar a ser como él, incluso más que él, porque nos ofrece la ayuda de su Espíritu para que hagamos obras como las suyas y aún mayores (Jn 14, 12).

  •  Por eso PODEMOS Y DEBEMOS SER INSTRUMENTOS DE LA PAZ QUE ÉL NOS DEJA 
Y DEVOLVER 
         bien por mal, 
         perdón por heridas, 
         amor por odio, 
         luz por oscuridad, 
         sencillez contra retorcimiento, 
         sinceridad contra oscuridad, 
         fraternidad en lugar de individualismo, 
         esperanza por desilusión y vacío, 
         austeridad y compartir en vez de derroche y egoísmo, 
         denuncia y compromiso contra conformismo o indiferencia 

  •  Por eso nosotros, los que nos hemos enterado de la Victoria de Jesús en la mañana de Pascua escucharemos, aprenderemos,  meditaremos, y haremos vida nuestra, cada Palabra y cada gesto de Jesús

+ Procuraremos orar juntos, discernir juntos, orar unos por otros, 
+ seguiremos compartiendo la Mesa para demostrar que «somos de Jesús», y lo haremos en memoria suya
+ Dejaremos de creer que lo más importante es «lo mío», para aprender a pensar, sentir y hacer cada día «lo nuestro» 
+ No estaremos tan pendientes de la imagen, 
           de la opinión de los demás, 
           de caer bien, de quedar bien, 
           de amoldarnos a la mayoría… 
Para ocuparnos más del «jardín interior», y de reflejar el rostro de Jesús que habita en nosotros.

+ Compartiremos mucho más nuestro tiempo, 
         nuestro dinero, 
         nuestras cualidades y responsabilidades (¡sinodalidad!, cómo no), 
         nuestros sentimientos, 
         nuestros proyectos, 
         nuestras debilidades y necesidades.

+ No nos dará vergüenza pedir perdón, ni celebrarlo juntos, ni pensaremos jamás que no tenemos remedio, o que todo está perdido.

+ Y casi todas las noches -casi-, y siempre en los momentos difíciles, diremos sencillamente: Padre, me pongo en tus manos.

  •  Por último, ya no nos pasa como a María Magdalena: no es que «Dios no está, se me lo han llevado, no sabemos dónde lo han puesto».  Sino: que «no está aquí», donde lo habíamos dejado, donde creíamos que estaba. Sino que va siempre por delante de nosotros, abriendo caminos, llevándonos más lejos… y también más arriba y más hacia dentro. 

¡Felicidades hermanos! Tenemos un tesoro y una promesa de Dios: «Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria».
Qué bien. ¡¡¡Aleluya!!!

Enrique Martínez de la Lama-Noriega

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2 comentarios

  1. En estos días miro mucho más al crucifijo y veo al Señor allí clavado. Su cara, su expresión, su color, su semblante, sus gotas de sangre por la corona de espinas, sus manos y pies atravesadas por clavos, su herida de lanza en el costado…y casi veo los azotes en su espalda pegada a la cruz…Le miro fijamente y brotan de mi lágrimas que no consigo eliminar porque vuelven y vuelven…y de repente le digo: por mí estás ahí!!!. Mi corazón le habla y le dice Señor soy un desagradecido.
    Me has dado la vida, me has dado todo y todo bueno!!!. Es verdad que a veces tengo cosas en mi vida que no son como me gustaría. Y paso malos momentos y tristezas pero mirándote y sabiendo que tú todo lo que has hecho por mí con tanto dolor y eligiéndolo para ti, no puede ser malo.
    Tú elegiste ser humano y sufrir en ti todo lo inimaginable y si ha sido, mi sufrimiento siempre será bueno aunque no lo entienda, pero no puede quedar ahí sólo esta «conversación»…
    Por eso Señor sé que me pides que sea un buen seguidor tuyo; de los que tú quieres.
    Que sepa dar en vez de recibir, que sepa desprenderme de muchas cosas, que tenga gestos de amor y cariño para los demás, que sepa ver al necesitado sin que me lo diga, que ame al que me hace daño, que perdone al que me ofende, que sea caritativo con los pobres, que sea cariñoso con todos, que mi alegría por tenerte se contagie a todos y que en mis actos, vean que tengo al mayor tesoro encontrado y…tantas cosas que en resumen vean que estoy lleno de ti. Que a nadie le quepa la duda cuando me vean que siempre vas conmigo. Que sea el amor a los demás el imán para acercarme y acercar a ti a todos nosotros. Ayúdame.
    Señor, estoy en deuda contigo. Sé que la única forma de poder aliviarte tus heridas es seguirte intentando asemejarse a ti lo más que pueda. Penetra en mi corazón mucho más y en estos días. Quiero quererte mucho. Así sea.

  2. PASCUA: CADA COSA EN SU SITIO
    Difícil tarea para Dios y para el hombre comprometido con la humanidad.
    Después de tantos siglos y ¡cómo tenemos el mundo! que Él puso en nuestras manos para disfrutarlo y cuidarlo en todos los sentidos.
    Parece un mundo al revés del querer de Dios, del proyecto que Él tenía para la humanidad. ¡Tantas veces el hombre ha defraudado a Dios! Pero sigue amándonos como a hijos.
    El hombre estaba tan perdido, dolorido, esclavizado, herido…Que nos envío a su Hijo y se hizo uno de nosotros, menos en el pecado. Nos enseñó el camino de reconciliación con el Padre y nos mostró su amor y renovó la Nueva Alianza.
    Analizando las causas que llevaron a la muestre a Jesús y las que vivimos hoy, no son muy diferentes.
    Hoy también oímos el grito: ¡Dios nos ha abandonado! ¡Dónde está Dios!..
    Tenemos una respuesta, está entre nosotros, con nosotros, viviendo nuestros sufrimientos, pero le tenemos que descubrir interpelándonos para que nos impliquemos en mejorar este nuestro mundo.
    Él, con la Resurrección de de Jesús, puso cada cosa en su sitio – Sugerente título- pero no acabo de asimilar lo que esto significa y a lo que me compromete.
    Estos días, en el Evangelio, oímos en boca de Jesús:
    • Que es la VERDAD y la VIDA.
    Resulta difícil vivir desde la Verdad y la Vida de Jesús porque implica vivir una vida de sinceridad, coherencia, transparencia, sin doblez, exigente, abierta a la voluntad del padre, abierta a su mensaje, a mis hermanos y a la fraternidad,
    Acoger el presente como tiempo y lugar teológico donde Él se hace presente y a veces, te rebelas ante resultados inesperados…
    • Vivir desde la Vida, desde su Palabra y el mensaje que transmite desde los acontecimientos cotidianos e incluso de otros fuera de tono (guerras: grandes, pequeñas y las nuestras propias). Desde el nuestra visión humana, es difícil de entender la presencia de Dios en estas situaciones y conflictos. Pero apelo a la libertad y responsabilidad que Dios nos ha dado como don, desde su amor. Él, está presente, viviendo este dolor.
    En este contexto parece que la valoración positiva de la diversidad, el respeto, la tolerancia, el diálogo, la justicia, el respeto a la vida…siguen encerrados, en un sepulcro, lleno de noche, en muchos ámbitos de nuestra sociedad, esperando el día de la Luz.
    • Hoy resuenan en mí las palabras de Jesús que interpelan mi actuar:
    – Quien gana su vida, la pierde.
    – Quien quiera entendérselas a solas con Dios, puede terminar en el bando contrario.
    – Él nos llama amigos. No exige amarnos como hermanos porque se hizo solidario con nosotros hasta la muerte y una muerte en cruz. ¿Cómo anda mi solidaridad con mis hermanos, mi compromiso de aceptación, perdón, servicio…?
    • Me acerco al sepulcro, lo veo vacio y exclamo ¡Cristo vive! ¡Aleluya!. Me precede y va delante de mí, me llena de Luz, de Verdad, de Vida y Paz, para ser portadora de todo ello.
    Orando la última parte de tu reflexión, desde mi relación y vivencia vertical con Dios hay una llamada a vivir la horizontalidad con los hermanos creyentes y no creyentes, pero sobre todo con los más cercanos. Las actitudes a tener en cuenta en la vivencia de la sinodalidad, las tengo que poner en práctica en mi vida.
    Lo expresas muy claro y concreto. Tengo que ofrecer: perdón, reconciliación, amor, luz, sencillez, misericordia, ternura, sinceridad, fraternidad, esperanza, autenticidad…denunciar injusticias e indiferencias…
    Como en las primeras comunidades cristianas: orar, discernir juntas compartir bienes, dones… Compartir el Pan de Vida en la Eucaristía.
    Mucha tarea a realizar. No como programa, tiene que salir de mí, como talante de vida.
    Pascua, invitación a volver a Galilea y encontrarme con Él porque va abriéndome caminos.
    Que al Resucitado lo sienta dentro de mí, generando vida para que la entregue en el día a día. Esto me dará su PAZ.

    Gracias Quique

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