Domingo 4 Pascua Ciclo C (8 Mayo ’22)

PASTORES CON EL BUEN PASTOR


Lema Jornada Oración por las vocaciones: «Llamados a edificar la familia humana«

 

        El de hoy es uno de esos pasajes evangélicos ante los que es mejor callar, dejarlo que se nos meta y nos cale; es mejor contemplarlo y disfrutarlo, sin que se nos metan por medio las ideas. Es un Evangelio sobre todo para sentir el cariño de Dios, lo que él hace por nosotros, lo que él es, cómo le gusta comportarse con nosotros. 

¿Que cómo es Dios? Fíjate:

 ~ TIENE OJOS ATENTOS Y VIGILANTES  que miran a todas partes, especialmente a sus ovejas, y no hay nada que se le esconda. Podemos gozar sabiendo que él nos mira. Me mira. «Tan grande Señor» está pendiente de una pobre oveja.
                 Nos dicen los evangelios que su mirada le hizo darse cuenta de que la gente que le seguía estaba cansada, hambrienta, como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles con calma. Y multiplicó para ellos el pan. Su mirada supo captar la profunda tristeza de la viuda de Naim que había perdido a su único hijo. Y se lo devolvió vivo. Sus ojos se cruzaron con los de Zaqueo, oveja perdida, y se fue a recuperarla a su propia casa. O la mirada cariñosa al joven rico…

               Si dejas que te mire te sentirás seducir: ¿Qué tendrá su mirada, que es capaz de hechizar a sus discípulos, que lo dejan todo por irse con él? Mateo/Leví o Pedro podrían contarnos muchos detalles. Pues es una mirada que sabe leer el fondo del corazón y llenarlo de paz desbordante. Su mirada de amor siempre nos alcanza, nos conmueve, nos libera y nos transforma, haciéndonos personas nuevas.

           Una mirada que busca horizontes nuevos, porque sabe que no nos conviene estar siempre en los mismos pastos, en la misma orilla, en la misma tierra. Nosotros tenemos la mirada demasiado corta (como las ovejas), demasiado agachada. Pero él ve más lejos, más arriba, más adentro… Y se va por delante, tirando de nosotros, acompañando, cuidando… 

              Esta es la dinámica de toda vocación: somos alcanzados por la mirada del Señor, que nos llama a todos. Ve potencialidades en cada uno de nosotros, que incluso nosotros mismos desconocemos, y actúa incansablemente durante toda nuestra vida para que podamos ponerlas al servicio del bien común

            Así es la mirada de todo «pastor bueno»: Se da cuenta, sabe mirar «dentro», pone en camino, abre horizontes, busca soluciones, recrea…. Aprendamos a mirarnos unos a otros para que las personas con las que vivimos y que encontramos puedan sentirse acogidas y descubrir que hay Alguien que las mira con amor y las invita a desarrollar todas sus potencialidades. Mirar a los otros con los ojos de Dios.

 ~ TIENE FINOS OÍDOS Y GRAN CAPACIDAD DE ESCUCHA. Distingue la voz de cada uno de nosotros, y capta enseguida nuestras necesidades, incluso aquellas que ni siquiera nosotros tenemos muy claras ni sabemos expresar. Le llegan siempre nuestras plegarias y aguza el oído para comprender hasta los más escondidos sentimientos. Su oído está especialmente educado para descubrir los peligros que nos acechan: los aullidos lejanos de los lobos, el gemido de la oveja que se perdió, o las nubes que se arremolinan preparando la próxima tormenta. 
Y sus ovejas aprenden de él a escuchar. Escucharle a él, y escuchar también a los otros.  No es fácil esto de escuchar. No es fácil escuchar como él:

                  + La suya es una escucha «afectiva», que conecta conmigo, se deja afectar por lo mío, se implica, que capta cómo estoy, y me ayuda a comprender lo que necesitan de mí, lo que tengo que cambiar, a dónde tengo que moverme… Tan importante es esto de escuchar que Dios lo pidió a Israel al comienzo de los tiempos: «Escucha Israel»… Su voz, su Palabra, nos libera del egocentrismo, es capaz de purificarnos, iluminarnos y recrearnos. Pongámonos entonces a la escucha de la Palabra, para abrirnos a la vocación que Dios nos confía a cada uno. 

                      + Y es una escucha guiadora… que se convierte en llamada y en «seguimiento» por nuestra parte. Una escucha que me hace «conocer» a fondo. «Conocer» en el mundo bíblico significa «establecer una profunda relación personal con alguien». Las ovejas «conocen» al pastor, y el pastor a sus ovejas. Y ellas también procuran «conocer» a los otros de manera similar. Aprendamos a escuchar a los hermanos en la fe, porque en sus consejos y en su ejemplo puede esconderse la iniciativa de Dios, que nos indica caminos siempre nuevos para recorrer.

               Se trata de un reto importante. El Papa espera de los pastores que «huelan» a oveja, que conozcan «de primera». No es lo mismo «conocer» desde un despacho, tener informes, estadísticas, que te cuenten otros las cosas… a dejar que las situaciones te «toquen» estando presentes en ellas. No es lo mismo leer noticias sobre la guerra de Ucrania que acoger debidamente a los refugiados. 
                 Buena parte del tiempo del Buen Pastor ha de estar dedicado a «mancharse», escuchar, acompañar, atender… especialmente a las ovejas heridas. Cuánto me cuesta preparar estas homilías, al desconocer la realidad de las personas que la leen, o las que participan en una celebración, con tantos rostros anónimos delante…

              Un último punto por no extenderme más: El Buen Pastor es también «Cordero». Nos lo ha recordado la segunda lectura. Y los pastores, los que tenemos encomendada esa responsabilidad dentro de la Comunidad cristiana… también somos ovejas. Y también, a menudo… nos cansamos. Decía el Papa Francisco: 

Nuestras tareas implican nuestra capacidad de compasión, nuestro corazón es «movido» y conmovido. Nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser querido… Tantas emociones, tanto afecto, fatigan el corazón del Pastor.  Para nosotros sacerdotes las historias de nuestra gente no son un telediario: nosotros conocemos a nuestro pueblo, podemos adivinar lo que les está pasando en su corazón; y el nuestro, al compadecernos (al padecer con ellos), se nos va deshilachando, se nos parte en mil pedacitos…

                     Recordando a san Agustín: «con vosotros soy oveja, para vosotros soy pastor». Y por tanto, qué importante resulta la cercanía, el afecto, el interés, el acompañamiento, los pequeños detalles, la paciencia, la corrección fraterna… También necesitamos ser «cuidados». Jesús cuidaba de los suyos, pero también él necesitó el cuidado, la cercanía, la amistad, el descanso con los suyos… 

          Invoquemos la luz del Espíritu Santo para que cada pueda encontrar su propio lugar y dar lo mejor de sí mismo en este gran designio divino. Amén

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 
teniendo en cuenta el Mensaje del Papa para esta jornada

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8 comentarios

  1. PASTORES CON EL BUEN PASTOR
    Buen título para el contenido de la reflexión de hoy, no solamente para los que ejercen el sacerdocio ministerial, también para los que nos sentimos cristianos responsables porque todos tenemos que llevar y vivir dentro de nuestro corazón las actitudes del Buen Pastor que con tanta claridad y sentimiento ,expresas en tu reflexión,
    El Buen Pastor, todo alma y corazón hacia sus ovejas, manifiesta su “debilidad” por las más necesitadas,
    Día para contemplar y empaparnos de las actitudes necesarias para captar la mirada, la escucha, el cuidado y acompañamiento de la vida personal durante todo el proceso de seguimiento y ser agradecida por ello. El Buen Pastor tiene que ser el espejo donde nos tenemos que mirar para actuar como Él actuó, con todos, especialmente con los más desfavorecidos, los que están fuera del redil..
    Hoy un recuerdo especial por vosotros, llamados de forma especial a ser pastores sin dejar de ser ovejas, difícil misión pero muchas veces gratificante, gracias a vosotros los demás podemos beneficiarnos de tantos dones recibidos a través de vuestro servicio. Él recompensará toda entrega.
    Me encanta la parte de la reflexión dedicada a la mirada del Buen Pastor. De que forma mira Jesús que ante le invitación “sígueme” no te daja pensarlo dos veces: Mateo, Leví, Pedro…dejan todo y le siguen y descubren a través de esa mirada una vida nueva que transforma con amplios horizontes donde llevar la paz, el amor, perdón acogida, ¿ Me dejo mirar por Jesús de corazón a corazón? ¿Mi respuesta es pronta y generosa?
    La mirada de Jesús, Buen Pastor me anima y ayuda a tener una mirada más abierta, cariñosa, mirada en salida y al mismo tiempo mirada hacia mi mismo, para descubrirle a Él seduciéndome y comprometiéndome a cambiar mi mirada a ciertas personas, lugares y circunstancias.
    ¡Qué difícil me resulta, a veces, mirar a los otros con lo ojos de Dios!
    El segundo aspecto de la escucha, no menos importante que el de la mirada. Mucho tengo que agudizar el oído para descubrir la voz del Pastor, cuando me llama por mi nombre y expresa en su Palabra el mensaje que quiere que oiga, no lo que yo pueda o quiera interpretar.
    Esta Palabra, muchas veces implica dirigir la mirada hacia otras voces: la necesidad, falta de amor, de compañía, comprensión, incluso falta de autoestima. Lo mismo que la mirada, hay que escuchar desde el amor y el afecto porque así es como Él escucha. Él nos mira, nos escucha y tiene proyectos para cada uno de nosotros, buscando siempre la realización personal y la misión por el Reino.
    Tarea difícil escuchar desde abajo, desde la humildad, sencillez y servicio. Lo importante es hacerlo desde la fe y en su nombre.
    Se puede decir que la vida del Buen Pastor requiere dedicación plena pero, ¡qué necesario es pararse para retomar fuerzas, contrastar actitudes y descansar junto a Él. Pensar que es lo mejor para cada oveja…¡Qué bueno sentirse oveja mirada y amada por Él!, incluso un poco descarriada para que te tome sobre sus hombros.
    El Buen Pastor, también se nos ofrece como alimento y fuerza para el camino, esto gracias a vosotros, sacerdotes, podemos gozar de esta dicha.
    Necesitamos al Buen Pastor para todo. Él no nos necesita, quiere que colaboremos junto a Él para que los hombres le descubran como Buen Pastor por nuestra forma de actuar; mirar con sus ojos y escuchar con sus oídos.
    El deseo de Jesús, “que todos sean uno”.
    “¡El Señor es mi Pastor, nada me falta!”

    Gracias Quique

    • Querido Quique «oveja y pastor». Empiezo así porque me ha llamado mucho la atención que cuando escribes estas homilías todas las semanas te resulta difícil porque no sabes los corazones de quienes la leen, ni conoces en muchos casos sus caras, ni sus circunstancias.. pero quiero que te quedes muy tranquilo. Todos los que las leemos, contestemos o no, quedamos impregnados del cariño con que nos tratas y del bien que nos haces. Así que muchas gracias. A mí me hacen mucho bien. Eres un gran pastor y a la vez un gran cordero como decía San Agustín.
      ¡El evangelio de hoy es tan emocionante!. Qué tranquilidad que el Señor el Gran Pastor y El Pastor de los pastores es a la vez Cordero entre nosotros. Se ha hecho tan humano; tan cercano, que nos mira y nos ve, que nos escucha y nos oye, y además lo más importante: nos conoce por fuera y por dentro. Sabe protegernos, sabe nuestras necesidades, escucha nuestros problemas, nos lleva por el buen camino, está pendiente de nuestros peligros, nos hace que conozcamos a nuestros semejantes «corderos» del mismo redil,le gusta que estemos juntos, quiere que vayamos todos a Él, quiere que nos fijemos en el cordero de al lado para que caminemos juntos, quiere que seamos un todo….¡Cuántas cosas!.
      Pero lo mejor es que estando en el redil y levantamos la vista, estemos más o menos lejos, vemos que nos está mirando y pendiente de todo…Qué suerte tenemos de tener esta protección..
      Pero hay algo que es también muy importante. No quiere ovejas que aunque estén fuertes se separen del redil. Quiere que estemos todos juntos, que vayamos por el mismo sitio y ayudando a las demás ovejas en el caminar.
      Señor que gran regalo tenerte siempre cerca. Sígueme hablando y escuchando todas mis cosas. Protégeme y ayúdame en este caminar y a la vez que sirva de ayuda a todos mis hermanos corderos u ovejas a seguirte por el bus camino. Así sea.

  2. Amen Amen
    Mejor dejar que nos empape y que poco a poco dejemos de mirarnos nosotros mismos para ver a los demás con sus dones y sus defectos y se pueda formar esa gran familia humana.
    Me ha gustado la comparación con el mosaico (una tesela sola puede ser mas o menos bonita pero todas juntas forman una obra de arte)y una estrella quiza ni se vea desde la tierra pero muchas juntas forman grandes signos que nos orientan en la noche.
    Gracias Papa Francisco gracias Padre Enrique por hacernos pensar e intentar que podemos poner todas nuestras capacidades al servicio d los demás aunque caigamos mucho veces Lo importante es levantarse de nuevo

  3. Gracias Quique una vez más por tu homilía, pues aunque no conozcas bien nuestras realidades, si consigues tocar nuestro corazón y nos ayudas mucho más de lo que crees a ser un poquito mejores.
    También nosotros te tenemos en nuestras oraciones para que sigas siendo ese buen pastor con olor a oveja que nuestro querido Papa quiere que tengamos.
    Muchas gracias y un abrazo,
    Arturo

  4. Qué razón tienes Arturo con lo que dices. Que siga ayudándonos a ser mejores con sus palabras y trabajo.

  5. Pilar González

    Queridisimo Quique, lo de cuidar al pastor es algo que he pensado muchas veces, lo que pasa es que cuando una es joven puede haber malas interpretaciones por las personas que nos rodean, pero ahora que por los años no se corre ese riesgo yo quiero cuidar de ti, dime cómo puedo hacerlo y cuenta con lo que esté en mi mano. Un abrazo fuerte.

  6. Carmen Díaz Bautista

    Coincido con Arturo y José Antonio. Quique, que sigas muchos años oliendo a ovejas y un millón de gracias por estar enseñándonos los caminos y los pastos de Dios.

  7. Me uno al agradecimiento de Carmen, Arturo y Quique. Tus homilías nos hacen pensar, nos hacen mejores porque nos muestras un Dios cercano, con olor a vieja.

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