DOMINGO 3. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

LA CONVERSIÓN ES POSIBLE: JONÁS Y JESÚS

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • El profeta rebelde realiza el milagro.
  • La misión en el espacio “no sagrado”
  • El Reino de Dios difumina la figura de este mundo

El profeta rebelde realiza el milagro

Cuando parece que Dios fracasa en sus recursos para transformar a un pueblo, Dios encuentra las soluciones más inesperadas. Nos dice la primera lectura que Jonás fue enviado a la ciudad Nínive para que hiciera penitencia y se convirtiera a Dios. Tal misión le pareció imposible y Jonás desobedeció emprendiendo un camino que lo alejaba de Nínive; se refugió en un barco que partía en dirección opuesta. Su presencia fue amenazante para todos. Tuvo que reconocer que “huía de Dios”. Fue arrojado al mar y un cetáceo lo devolvió al camino cierto de Nínive. Jonás entró en la gran ciudad. Obedeció. Y la gran conversión y milagro tuvo lugar. Dios tiene recursos para cumplir sus designios a pesar de cualquier oposición ¿Por qué no puede ocurrir hoy lo mismo?

La misión en el espacio “no sagrado”

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús como el profeta definitivo, enviado por Dios Padre. Inicia su misión en un espacio profano, en la Galilea de los Gentiles, en la periferia de Israel. Y proclama -desde allí- la sorprendente Noticia: “El Reino de Dios está cerca. Convertíos. Creed en el Evangelio”. Inmediatamente busca “colaboradores”. No elige a sacerdotes o escribas, sino a pescadores. Éstos abandonan sus redes, su familia, y lo siguen. Comienza aquí la restauración del nuevo Israel. Los “Doce” serán el símbolo de un impresionante sueño: Hacer posible el Reino universal de Dios y ellos serán “pescadores de hombres”.

El Reino de Dios difumina la figura de este mundo

En la segunda lectura de la primera carta a los Corintios, san Pablo se sitúa en la misma tesitura que Jesús en el evangelio: “el momento es apremiante… la presentación de este mundo se termina”. Se abren nuevos caminos para todos, también para los pecados -como dice el salmo 24-. Es necesario seguirlos… y delante va Jesús que nos invita: “¡Seguidme!

La Iglesia no tiene sentido si no es la Comunidad de los que siguen, seguimos a Jesús. Todos somos continuadores y continuadores de quienes en su tiempo lo siguieron. El seguimiento de Jesús en nuestro tiempo tiene características nuevas.  Tenemos que proclamar que hay un mundo que no tiene futuro y que nos llevará a la destrucción. Pero hay ¡otra posibilidad! Convertirnos en instrumentos vivientes del sueño de Dios sobre la humanidad.

Conclusión

Aunque la figura de Jonás emerja entre nosotros con su rebeldía, ya vendrá un viento fuerte que nos lleve a nuestro lugar. Y entonces seremos la profecía que convierta a los pueblos de nuestro planeta, seremos el Jesús de Galilea y en su camino hacia Jerusalén. ¡Volvamos a Galilea! ¡Entremos en Nínive! Y no dudemos. Anunciemos que el Reino de Dios está cerca. Lo demás… en manos de Dios.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 2. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

UN DÍA CON JESÚS: ¿CUÁL ES MI VOCACIÓN?

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • Dios cuenta con nosotros y nos llama.
  • La vocación nos desplaza
  • La vocación de nuestro cuerpo

Dios cuenta con nosotros y nos llama

La primera lectura nos relata la historia de Ana, -la mujer estéril que concibió un hijo al que llamó Samuel y posteriormente consagró para que sirviera al sacerdote Elí en el templo del arca de la Alianza. Y también nos relata la vocación del pequeño Samuel: por tres veces en la noche, mientras dormía, escuchó la llamada de Dios. Él creía que era el sacerdote quien lo llamaba. La tercera vez respondió a la voz: ¡Habla, Señor, que tu siervo escucha! A partir de ahí, Samuel crecía, Dios estaba con él y sus palabras se cumplían.

Cada vez que escuchamos la Palabra de Dios con docilidad, Dios nos llama. La liturgia de la Palabra es siempre vocacional, para quienes están atentos y dicen en su interior: ¡Habla, Señor, que tu siervo o tu sierva escucha!

La vocación no consiste en aquello que me apetece, gusta o ilusiona. La vocación es aquello que Dios quiere realizar por medio de mí y en mí. ¡Haz de Dios el protagonista de tu vocación y siempre te irá bien!

 La vocación nos desplaza

La vocación se encuentra cuando uno cumple la palabra de Jesús: ¡Niégate a ti mismo, ven y sígueme! Esa fue la experiencia de dos discípulos de Juan Bautista: estaban con él cuando Jesús pasó ante ellos y Juan proclamó: “este es el Cordero de Dios”, que carga con el pecado del mundo. Inmediatamente siguieron a Jesús y Jesús les preguntó: ¿Qué buscáis? Su deseo fue solamente compartir un día con Jesús. Pero aquella experiencia los transformó de tal manera que se inició a partir de aquel momento una cadena de nuevas vocaciones y entre todos y todas formaron la “casa de Jesús”, la “comunidad de Jesús. Como decía León Felipe: “Ya vendrá un viento fuerte que te lleve a tu lugar”. Aquellos discípulos encontraron “su lugar” en Jesús. La vocación siempre nos des-plaza.

Muchos encuentran su profesión… pocos encuentran su vocación. Cuando la vocación proviene de Dios, sólo cabe la respuesta del salmo 39 que hoy hemos proclamado: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

La vocación nos integra en un Cuerpo

La segunda lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios nos habla de nuestro cuerpo como santuario, templo de Dios. En cambio, el filósofo Platón decía que el cuerpo es “cárcel”. Nuestro cuerpo fue purificado en el bautismo y allí fue declarado el cuerpo de un hijo o una hija de Dios, un miembro del Cuerpo de Cristo, un cuerpo sobre el que se derrama el Espíritu Santo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Y este cuerpo es alimentado con el Pan eucarístico. El ministro de la Eucaristía nos lo recuerda: “El Cuerpo de Cristo”. Respondemos “Amén”, es decir, ¡somos miembros del cuerpo de Cristo”, como explicaba san Agustín.

Conclusión

Nuestro cuerpo tiene la marca de una vocación divina, de una alianza eterna. Y no solo nuestro cuerpo individual, sino también nuestro cuerpo comunitario, porque somos Cuerpo de Cristo. Cada Eucaristía dominical nos lo recuerda en la liturgia de la Palabra (liturgia de la vocación) y la liturgia eucarística (liturgia del cuerpo de Cristo). 

José Cristo Rey García Paredes, CMF

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. CICLO A

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO: EL LÍDER SOÑADO Y ALTERNATIVO

Dividiré la homilía en tres partes:

  • Añoranza del líder perfecto.
  • Cristo tiene que reinar.
  • Reunirá a todos, pero también juzgará

Añoranza del líder perfecto

¿Dónde encontrar aquí en la tierra y el líder perfecto, el líder soñado? Del buen líder esperamos que nos re-una, nos ayude a ser gran nación, comunidad feliz, que haga crecer en todos un espíritu común y entusiasta: ¿dónde encontrar una persona así… el presidente perfecto, el papa perfecto, el obispo o párroco perfecto, el superior perfecto?  

En la primera lectura el profeta Ezequiel se muestra totalmente escéptico ante la posibilidad -aquí en la tierra- de un “líder perfecto”. Nadie, nadie lo es. ¡Sólo Dios! o ¡aquel en quien Dios se encarne! ¡Solo hay un Pastor capaz de re-unir a los dispersos! Dios mismo será nuestro pastor, nuestro líder; el cuidará de todos; no actuará con favoritismos, ni con prejuicios: “Juzgará rectamente entre oveja y oveja, persona y persona”.

¡Cristo tiene que reinar!

En la segunda lectura de san Pablo, el apóstol afirma con rotundidad “¡Cristo tiene que reinar!”. Se refería a Jesús en su tiempo, pero también a lo largo de la misteriosa historia de la humanidad. Cristo tiene que reinar en todo momento histórico y gobernar el mundo.

Hoy también Jesús “reina” como nuestro “rey invisible”. El día del Corpus lo hacemos visible en nuestras calles. Y si “reina” está poniendo a sus enemigos bajo sus pies. Jesús no nos somete a base de armas violentas, sino lentamente, porque “hace del amor su arma más poderosa” y … espera Irá derrotando a todos sus enemigos… El último será la muerte: cuando haya sido vencida, Jesús entregará el Reino a Dios-Padre, el Abbá.

Reunirá a todos… pero también juzgará

El evangelio nos presenta a Jesús bajo la imagen del Hijo del Hombre. Le encantaba a Jesús llamarse así: Hijo del Hombre. Esa era su tarjeta de visita. Una expresión que procedía del profeta Daniel. En su profecía hizo referencia a los poderes monstruosos y bestiales, que aparecen tantas veces en nuestra historia: son los que promueven guerras, crímenes, pobreza, abusos… Estos poderosos no tendrían la última palabra. El profeta Daniel profetizó la llegada de otro Poder que él denominó: “el Hijo del Hombre”: el poder alternativo a cualquier poder bestial. Y con esa imagen se identificó siempre Jesús: “Yo soy el Hijo del Hombre”, el rey del rostro humano.

Jesús es nuestro rey porque nos reúne cuando estamos distanciados y enfrentados. Nos reúne como individuos y como pueblos. Como hombres y mujeres. El Hijo del Hombre es nuestro juez justo y misericordioso. El Hijo del Hombre se identifica con quienes sufren el hambre, la sed, la cárcel, la enfermedad, la marginación…. En ellos está y por eso juzgará como Aquel que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los enfermos, los encarcelados. ¡Misterioso rey que tiene su trono entre los últimos y olvidados!

Conclusión

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 33. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL ELOGIO DE LA FIDELIDAD CREADORA (Mt 25, 14-30)

Este domingo puede titularse así: “el Elogio de la fidelidad creadora” y “trabajadora”. Hay una fidelidad líquida, que parece estable durante un tiempo, pero después se desparrama, se derrama y desaparece. Otra es la fidelidad creadora y trabajadora, que nunca se cansa: sabe padecer, perseverar y en las dificultades se crece. ¡Esta es la fidelidad a la que nos invitan las lecturas de este domingo!
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • La fidelidad es bella
  • El día del Señor, sorprendente como un ladrón.
  • El dinero encomendado y sus frutos

La fidelidad es bella

La primera lectura del libro de los Proverbios y el salmo 127, ensalzan la fidelidad creadora: fidelidad a la propia familia y a todos los que la forman. La esposa y madre fiel, organiza, es previsora y providente; merece ser alabada porque respeta a Dios, vive en su presencia, es fiel a su esposo; es hacendosa y creadora de belleza; es una auténtica perla preciosa. Y el salmo 127 lo ratifica: el padre encuentra en una esposa así y en sus hijos la bendición de Dios.

El día del Señor… sorprendente como un ladrón

La segunda lectura de la primera carta a los Tesalonicenses nos pone en alerta: la fidelidad será examinada el día en que Dios venga como un ladrón en la noche.

En aquel momento temblarán las tinieblas del corazón y será castigado el mal y la infidelidad. Jesús el testigo fiel, el Hijo de Hombre y traerá consigo la Salvación, el Reino de la alegría y de la paz para los que han sido fieles; para ellos será como dar a luz con dolores de parto.

El dinero encomendado…. y sus frutos

El evangelio Jesús tenemos una breve parábola en tres partes: 1) Un hombre, muy sagaz en los negocios, sale de viaje y entrega la administración de sus bienes a tres siervos; 2) dos de ellos los administran perfectamente, negocian y duplican lo recibido; el tercero se deja llevar por la desidia, no negocia y deja infructuoso lo que ha recibido; 3) cuando el señor vuelve, les pide cuentas a los tres. A quienes negociaron los invita a entrar “en el gozo de su señor”; el tercero le devuelve lo recibido: ¡Aquí tienes los tuyo! El señor encolerizado lo expulsa a las tinieblas. La fidelidad no es “conservadora”: la fidelidad es creadora, negociadora, supera cualquier dificultad.
Nunca hay que dar por supuesto la fidelidad. La fidelidad hay que trabajarla día a día. ¿Qué hemos hecho con nuestro bautismo? ¿Qué hemos hecho con nuestra primera comunión? Hay cristianos que en el día del juicio le ofrecerán a Dios sólo un bautismo sin estrenar, una primera comunión sin estrenar, unos primeros votos sin estrenar, un matrimonio que a las primeras dificultades, se abandona.
Nuestro Dios no tolera tanta indolencia. Nos desea creativos, activos, personas con iniciativa. Su amor es fuente de exigencia, como un entrenador a su mejor jugador, un maestro a su mejor alumno…

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 32. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL DÍA DE LA SABIDURÍA

  • Misteriosa es la sabiduría
  • La suerte de los difuntos
  • ¡Estad en vela!

Misteriosa es la Sabiduría

¿Qué nos dice hoy la primera lectura? Que la sabiduría es misteriosa, pero accesible. Quienes la aman, la encuentran. Se ofrece a quienes la desean y busca a quienes la merecen. Les sale al paso a los caminantes, a los que madrugan.

A la virgen María la llamamos “Trono de la Sabiduría”. Y es que la Sabiduría es su Hijo Jesús. El Señor está muy cerca de nosotros. Él es la sabiduría. No hay mayor sabiduría que las enseñanzas de Jesús. Por eso, venimos aquí, todos los domingos a escuchar su Sabiduría.

Y también nosotros estamos llamados a ser sabios, porque la sabiduría no habla mucho, pero emociona. Utiliza pocas palabras, pero muestra la verdad, insinúa el misterio. Es penetrante y no superficial. Se la encuentra después de un largo camino hacia ella. Una gota de sabiduría vale mucho más que mares de ciencia y ríos de saberes.

¡La suerte de los difuntos!

Cuando hablamos de la muerte nos sentimos inquietos, llenos de zozobra, por la muerte de quienes amamos, y después por nuestra propia muerte. Pero la Sabiduría nos sale al encuentro y nos habla de las Promesas de Dios. Nos habla por boca del apóstol san Pablo en la segunda lectura y nos dice:

  • No ignoréis la suerte de los difuntos. ¡No os aflijáis!
  • Tened fe… dejad toda la iniciativa a Dios Padre. Poned vuestra vida en sus manos.
  • El Señor Jesús vendrá a nuestro encuentro y nos rescatará.
  • ¡Estaremos siempre con el Señor!

Esta es la fe, la esperanza, que da sentido a tanto sufrimiento, a tantos hechos luctuosos que van marcando los días de nuestra vida.

¡Vigilad!

En el evangelio hoy Jesús nos pide vigilancia, estar alerta “Velad, porque no sabéis ni el día, ni la hora”. Esta es nuestra condición humana: ¡no saber ni el día, ni la hora!  

Decía Kierkegaard que vivía cada instante como si fuera el último de su vida. Nos decía Jesús: “no os preocupéis por el mañana”. Le basta a cada día su afán.  Esta es la sabiduría de la vida: ¡llenar el presente de sentido, de vida, de plenitud! Quien está a la espera no se sorprende, no le pilla nada desprovisto. Es como las vírgenes prudentes, provistas de buen aceite en sus lámparas.

Es bueno aprovechar las oportunidades que la vida nos concede… Vivir despiertos exige tener siempre todas nuestras energías a punto, estar en forma.

Conclusión

Para seguir a Jesús de verdad, no necesitamos saber muchas cosas. Pero sí necesitamos anhelar y buscar la Sabiduría. Encontrarse con Jesús es encontrarse con la Sabiduría. Y quien la encuentra ha encontrado un teoro.  Hay personas que saben mucho, pero ¡sin sabiduría! Hay personas que al parecer saben poco, pero Dios les revela sus misterios y viven por eso felices y superar todos los miedos.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 31. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

AUTORIDAD… ¿sin alma? o ¿con alma?

Hoy la Palabra de Dios nos habla de diferentes formas de ejercer la “autoridad”: la autoridad empática, es decir, “con alma” y la autoridad farisaica, engañosa.
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • Una autoridad lamentable… “sin alma”
  • La autoridad de la ternura y empatía
  • La alternativa de Jesús: denuncia y anuncio

Una autoridad lamentable… “sin alma”

Acabamos de escuchar la profecía de Malaquías. Su denuncia contra los Sacerdotes del Templo de Jerusalén fue terrible: ¡no dan gloria a Dios! Y ¿por qué? Porque su autoridad estaba emponzoñada por el engaño y la mentira, el favoritismo y la acepción de personas, la corrupción, el abuso de autoridad. Este hecho nos recuerda los abusos del clericalismo en la Iglesia, no digamos, los abusos sexuales con menores que nos han emponzoñado.

Malaquías los maldice y los amenaza con echarles estiércol a la cara. Pero concluye su profecía con una lamentación:

“¿No tenemos todos un solo Padre?” ¿Por qué el hombre despoja a su prójimo, profanando así la Alianza?

La autoridad de la ternura y la empatía

La carta a los Tesalonicense, firmada por el trío de evangelizadores -Pablo, Timoteo y Silvano- muestra un talante muy diferente a los sacerdotes del templo, denunciados por Malaquías. Así le hablan a la comunidad:

  • “Os teníamos tanto cariño. Os queríamos entregar hasta nuestras propias personas… Os habíais ganado nuestro amor”
  • “No cesamos de dar gracias a Dios”

¿No es ésta una forma de autoridad “con alma”? ¡Qué alejada de la frialdad, de la actitud controladora, de la falta de empatía, del distanciamiento jerárquico! Es una autoridad para hacer el bien y nunca para imponer los deseos perversos del “ego”.

La alternativa de Jesús: denuncia y anuncio

Jesús invita a obedecer a las autoridades, pero con reservas: “haced lo que ellos os dicen, no lo que ellos hacen”:

  • cuando son hipócritas, falsos, impositivos y holgazanes: “lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente, pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar”;
  • cuando son vanidosos y todo lo hacen para que los vea la gente;
  • cuando solo buscan los primeros puestos y que la gente los llama “maestros”.

La alternativa que Jesús propone es ésta:

  • ¡No aceptéis títulos, ni protocolos mundanos! Vosotros, no os dejéis llamar “maestro”… ni “consejeros”… ni “padre”
  • ¡Poneos en el último lugar y… nada de precedencias! El primero entre vosotros, sea el servidor
  • Dios pondrá la auténtica autoridad en su lugar: El que se enaltezca será humillado. El que “abuse” será descubierto y condenado.

Conclusión

¿Hay todavía entre nosotros algo de esto? ¿Hay vanidad, hipocresía, personas que buscan siempre un cargo más elevado, vedettismo religioso? El papa Francisco denuncia el “clericalismo”, como uno de los males de la Iglesia actual. ¡Aprendamos todos la lección de Jesús, del profeta y del  trío apostólico de Tesalónica!

José Cristo Rey García Paredes, CMF

festividad de Todos los Santos. 1 de noviembre de 2023

LOS SANTOS DE LA “PUERTA DE AL LADO” 

Hace ya más de cinco años (el 19 de marzo de 2018, festividad de san José) nos regaló el papa Francisco una exhortación apostólica sobre “la llamada a la santidad en el mundo actual”. La tituló “Gaudete et exsultate”(=GEx) Y nos invitó a suplicar al Espíritu Santo que infunda en nosotros un intenso anhelo de ser santos; y que nos alentémonos mutuamente en el camino de la santidad.
Escuchamos con frecuencia expresiones como ésta: “mi madre era una santa”. Con todo, se constata que el horizonte de la santidad se han ido difuminando. Apenas se habla de la “santidad” y eso que el Concilio Vaticano II dedicó todo un capítulo de la constitución sobre la Iglesia a la “vocación universal a la santidad”. No a vocaciones “particulares” a la santidad… sino “vocación universal”… la vocación de todos. El Concilio nos invitaba a descubrir esa llamada interior en todos nosotros.
Nos ha precedido «una nube tan ingente de testigos» (Heb 12,1) que nos alientan a no detenernos en el camino y nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos, la más sublime, la más santa, ¡la “Santísimas virgen Maria” y su esposo San José..
El Papa Francisco nos dice que la santidad está presente no solo en los héroes y mártires, sino también en “la puerta de al lado”, en personas que viven cerca de nosotros “y son un reflejo de la presencia de Dios. La santidad es el rostro más bello de la Iglesia.
Dios tiene para cada ser humano un camino y un proyecto único. “Nadie irá, ni fue nunca hacia Dios, por este camino que yo voy. Para cada uno tiene un camino virgen Dios”, decía el poeta León Felipe. Cada creyente ha de discernir su “propio camino” y sacar lo mejor de sí mismo, sabiéndose llamado por Dios y capacitado por Dios para recorrerlo (cf. 1 Co 12, 7). 
La vida divina se nos comunica de formas muy diversas. Hay muchos estilos de santidad; y todos ellos reflejan la santidad de Dios. La santidad no está reservada para la élite. Es una llamada para todos. Y concluyo con una cita del Papa Francisco:

“¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos, como san José. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”.

Y, finalmente, el test para conocer la santidad son las Bienaventuranzas: Pobreza de espíritu, pureza del corazón, mansedumbre,… dichosos cuando os persigan a causa de mi nombre… ¡Si puedes ser llamado bienaventurado… eres santo!

DOMINGO 30. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL GRAN MANDAMIENTO: ¡AMARÁS!

Las lecturas de este domingo nos hablan del “amor”; nos invitan a descubrir ese fuego que circula por nosotros de mil formas, en mil direcciones, de dentro afuera y de afuera adentro. ¿Qué es amar? Lo mejor no es definirlo, sino experimentarlo. Cuando se ama ha un “tercero misterioso” que se revela.
Dividiré esta homilía en tres partes:

  • El Compasivo… y su ira encendida.
  • El mandato: ¡Amarás!
  • Un amor elocuente

El Compasivo… y su ira encendida

“Forasteros, emigrantes, viudas, huérfanos, pobres y prójimos”. He aquí los nombres de aquellas personas en las que Dios derrama su amor, su predilección. Son ellas las que conmueven sus entrañas y son las favoritas de su amor. Solo una razón lo justifica y es ésta: “¡porque soy compasivo!”

Dios es compasivo: padece con los que padecen, sufre con los que sufren, se siente débil con los débiles. Dios ama a sus pobres como a sí mismo… Por eso, su mandato respeto a ellos es claro: ¡No oprimirás! ¡No explotarás! ¡No serás usurero! ¡Devolverás! Estos son los verbos del amor celoso y preferente de Dios hacia los pobres. Quien cometa contra ellos el mal, encenderá la ira de Dios. El Compasivo puede ser el peor enemigo de quien no tiene compasión.

El mandato: ¡Amarás!

Jesús vino como el Maestro del Amor. Hizo de toda su vida amor. Cuando le preguntaron por el primer mandamiento, le querían tender un lazo: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?, le pregunta un fariseo. Jesús no le responde, como era habitual: “Dios es solamente uno, a Él solo adorarás”. Más que la adoración le interesa el amor, y el amor “en todas las direcciones”: hacia Dios y hacia los demás. 

¿Qué es el amor? ¿En qué consiste? El escritor austriaco, Peter Handke, lo ha descrito con bellas frases, de seguro inspiradas por el Espíritu de Jesús:

“Acabo de ver con total claridad (¡fue un descubrimiento!), que en el amor, para el amor, no bastan únicamente dos: una y otra vez necesito a un tercero a quien poder dirigirme, para tranquilizarme, para fortalecerme, para permanecer firme, para volver a despertar, para decir gracia… Y a este tercero en mi amor, que cuida de mí siempre que me vuelvo hacia él, sólo puedo concebirlo con el nombre de “Dios”  (Peter Handke).

Amor se conjuga en activa y pasiva, en divino y en humano.  

Un amor elocuente 

Pablo y sus compañeros reconocen -en la segunda lectura- que la comunidad cristiana de Tesalónica acogió apasionadamente la Palabra de Dios y se dejó encender en su fuego de amor. De modo que “desde vuestra Iglesia la palabra de Dios ha resonado en todas partes”. 

“El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él”. La comunidad de Tesalónica estuvo habitada por el Amor, por la Palabra. Y es que el amor crece cuando se conoce. La Palabra enciende el corazón. Es eficaz y llega a lo más profundo del corazón

Conclusión

Cuando se constatan tantos fracasos en el amor (divorcios, amistades rotas, egoísmos cerrados), uno rehúye espontáneamente el romanticismo. Pero si Dios es amor, el amor es posible, es necesario. Los ríos no pueden anegar el amor. Quien ama nunca se equivoca. Así es nuestro Dios, porque Dios es Amor.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

 

DOMINGO 29. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

LA “MIRADA APRECIATIVA” EN LA POLÍTICA Y LA PASTORAL (Mt 22, 15-21) 

Es casi seguro que, en este tiempo, le plantearíamos a Jesús muchas preguntas sobre asuntos políticos. Maestro, ¿es lícito votar a…? ¿es lícito ilegalizar a….? ¿es lícito defender…? ¿Es lícito hacer un referéndum…? ¿Cambiar la Constitución? Las tres lecturas de este domingo nos ofrecen unas claves de respuesta. 
Dividiré esta homilía en tres partes:
1) ¡Dios santifica su nombre por medio de paganos!
2) El dinero para el César, el Pueblo para Dios 
3) El liderazgo del “nosotros” y la mirada apreciativa

¡Dios santifica su nombre por medio de paganos!

En el Padrenuestro decimos: “santificado sea tu Nombre” y “venga a nosotros tu Reino! Declaramos así que queremos pertenecer a Dios, a su Reinado.

¡Qué bien se refleja esto, en la primera lectura de Isaías, apenas proclamada!  Dios lleva de la mano a Ciro el Grande, fundador del imperio persa, que respetaba la religión de los países que conquistaba. De él dice Isaías que era “el ungido de Dios” y que Dios lo llevaba de la mano, aunque no pertenecía al pueblo de Dios -desterrado entonces en Babilonia. A Ciro lo inspiró Dios para que promulgase el siguiente edicto (allá por el año 538 a.C.):

«Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!» (2 Cr 36,22-23). 

El Pueblo de Dios fue devuelto a su tierra y allí edificó el Templo, el trono de Dios.

El dinero para el César, el Pueblo para Dios 

Es misteriosa la frase de Jesús en el evangelio de hoy: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Le habían preguntado si era lícito pagar el tributo al César. 
La respuesta de Jesús fue inteligente y revolucionaria: el tributo se paga con monedas que tienen efigie del César: ¡dádselas al César! Pero el Pueblo no pertenece al César sino a Dios: es el pueblo de su propiedad. Por tanto, dice Jesús: dadle a Dios lo que es de Dios. 

El liderazgo del “nosotros” y la mirada apreciativa

La segunda lectura de la carta a los Tesalonicenses está firmada por tres evangelizadores. Se expresa por un “nosotros” formado por Pablo, Silvano y Timoteo: ninguno se cree superior a los otros dos. Los tres anunciaron el Evangelio en Tesalónica. Y allí se formó una comunidad cristiana.
Su mirada hacia la comunidad no es de superiores a inferiores. Es de hermanos que reconocen a los Tesalonicenses con estos títulos: “amados de Dios”, “elegidos por Dios”, “ungidos por el Espíritu”. Y alaban a la comunidad por tres rasgos característicos: fe activa, amor esforzado, esperanza que sabe aguantar. Liderar la comunidad cristiana requiere amor, valoración, cuidado, y no reproche, imposición. El pueblo de Dios merece respeto, mucho respeto y aprecio.

Conclusión

La Política en la sociedad y la pastoral en la Iglesia requieren de nosotros una “mirada apreciativa”, como la del profeta Isaías respecto a Ciro, como la de Jesús respecto al César, como la de los Tres evangelizadora respecto a los cristianos de Tesalónica.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 28. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

EL BANQUETE PARA TODOS… PERO ¡NO TODO VALE!

En este domingo continúa el tema domingos anteriores: el enamorado de su viña es presentado hoy como “el Novio”. Invita a sus amigos a no entristecerse, sino a participar de la alegría del banquete de bodas. Y abre el banquete después a todos… pero ¡no todo vale! La Eucaristía es la continuación simbólica de aquel banquete. ¡No debemos estar tristes, cuando el Esposo está con nosotros! Pero también hemos de estar preparados para participar dignamente en el Banquete.

“Invitados al banquete”

El profeta Isaías dedica cuatro capítulos a lo que se denomina “pequeño apocalipsis”: es decir, la última manifestación de la justicia de Dios sobre la humanidad. A este pequeño apocalipsis pertenece la primera lectura de este domingo. Y su mensaje es claro: la corrupción, el asesinato, la soberbia humana, no tienen la última palabra: ¡Dios hace justicia a sus pobres! ¡Dios hace justicia a su Pueblo desterrado y lo reunirá definitivamente en su Tierra! En un gran banquete celebrará su desposorio con el Pueblo. Y serán invitados todos los pueblos de la tierra. El banquete tiene lugar en el monte de Sión. ¡Allí todos conocerán a Dios! ¡Allí se acabarán las lágrimas, el sufrimiento, ¡hasta la misma muerte! Allí se comerán manjares exquisitos y vinos excelentes.

¡Encontremos nuestro Centro!

En la segunda lectura de la carta a los Filipenses, -su comunidad preferida-, san Pablo se desahoga diciéndoles: “Todo lo puedo en Aquel que es mi Fuerza”, en “Aquel que es mi centro”.

Tener un centro es necesario para vivir y encontrarse en la circularidad de la vida. Escribió con mucho acierto Susanna Tamaro: “llegaste al máximo de la irritación cuando te dije que la vida no es una carrera, sino un tiro al blanco, lo que importa no es el ahorro de tiempo, sino la capacidad de encontrar una diana”. “Tener un centro” es decisivo para vivir. El centro nos da estabilidad, armonía. Por eso, hablamos también de “concentración”, o de vivir desde nuestro “”más profundo centro”. Jesús se nos ofreció como ese Centro: Yo soy la Vida, Yo soy el Camino, yo soy la Verdad, yo soy la Belleza.

¡Id e invitad a todos!

En el Evangelio Jesús les habla a los dirigentes religiosos y políticos de Israel. Les dice que un Rey envió invitaciones para el banquete de bodas de su Hijo. Los convidados no quisieron ir y pusieron las más variadas excusas. Los dirigentes comprendieron que ellos eran los convidados: pero rechazaron con excusas la invitación. Jesús era el Hijo del Rey en cuyo honor se celebraba el Banquete.

El rechazo de los dirigentes provocó una nueva invitación: esta vez a todo el mundo, hasta los más necesitados y pobres. El banquete se llenó de comensales. Aunque aquel que no llevaba vestido de boda fue expulsado. ¡No basta ser invitado… hay condiciones para entrar en la Sala del Banquete! Es algo que debemos constantemente interpretar -en las palabras de Jesús-.

La Iglesia está lanzando a toda la sociedad la invitación de Dios a participar en el banquete del Reino. ¡Salgamos a las plazas, a los caminos, para invitar a todos! Preparémosles el mejor vestido. Muchos en países tradicionalmente católicos han decidido no acoger la invitación. Muchísimos otros en países pobres y hasta paganos…. Acogen la invitación. 

Pero ¡no todo vale! No es cuestión de número. También de calidad. Nadie puede ni debe entrar en el banquete sin vestido nupcial. No hay que acelerar las cosas. No es cuestión de bautizar a todo el mundo. Hay que preparar a los llamados a través de serios procesos iniciáticos. Tal cual sea la puerta de entrada en la iglesia, así serán quienes estén dentro de ella.

José Cristo Rey García Paredes, CMF