ASCENSIÓN DEL SEÑOR

“ID POR TODO EL MUNDO Y PREDICAD EL EVANGELIO”

 

Con la fiesta de la ASCENSIÓN, queremos celebrar:

– El Final de la Misión terrena de Cristo,
– El Inicio de la Misión salvadora de la Iglesia.

Las Lecturas Recuerdan el HECHO, aunque narrados con pormenores diferentes y hasta contradictorios.

En la 1ª Lectura, Lucas, después de una introducción a los Hechos de los Apóstoles, describe la Despedida de Jesús en JERUSALÉN.
Subraya la Venida del Espíritu Santo y el Testimonio que los discípulos deberán dar “hasta los confines de la tierra». (Hch 1,1-11)

En la 2ª lectura, Pablo ve en la Ascensión la glorificación de Cristo y el anuncio del retorno de toda la humanidad a Dios. (Ef 1,17-23)

El Evangelio narra la Aparición Pascual de Jesús en GALILEA. Refiere la Presentación de Jesús: “Se me ha dado pleno PODER”

  • La Misión: «ID y haced discípulos de todos los pueblos;
  • La Promesa: “YO ESTOY CON VOSOTROS todos los días hasta el fin del mundo…» (Mt 28,16-20).

La Iglesia de Cristo es, esencialmente, una Comunidad MISIONERA, cuya misión es testimoniar en el mundo la propuesta de salvación y de liberación que Jesús vino a traer a los hombres y dejó en las manos y en el corazón de los discípulos.

Esta MISIÓN tiene dos características:

  • Es universal: destinada a «todas las naciones».
  • La Iniciación cristiana tiene dos fases: La Enseñanza y el Bautismo. Se comenzaba por la Catequesis: las palabras y los gestos de Jesús. Después venía el Bautismo, que sellaba la vinculación del discípulo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Jesús promete estar con los discípulos “hasta el fin de los tiempos».

Los detalles de la narración: son más bien simbólicos.

  • Los 40 días expresan el «tiempo de aprendizaje» necesario para que un discípulo aprenda y repita las lecciones del maestro;
  • La elevación al cielo expresa la exaltación total de Jesús;
  • La nube es una señal que esconde y manifiesta la presencia de Dios;
  • Los dos hombres vestidos de blanco: el testimonio viene de Dios;
  • Los discípulos mirando al cielo recuerdan la expectativa de la comunidad que esperaba la segunda venida de Cristo.

 Contradicciones:

  • ¿Cuándo? ¿Pronto o 40 días después?
  • ¿Dónde? ¿En Jerusalén o en Galilea?

Resurrección, Ascensión, Pentecostés: ¿Tres momentos distintos? o momentos catequéticos de un único Misterio de fe: la Pascua del Señor:  

  • En la Resurrección: La Liturgia destaca su VICTORIA sobre la muerte…
  • En la Ascensión: Su EXALTACIÓN como Señor del cielo y de la tierra, y la entrega de su misión a la comunidad eclesial, a través de los apóstoles…
  • En Pentecostés: La Acción del ESPÍRITU SANTO en la Iglesia, que comienza su actividad misionera de nuevo Pueblo de Dios…

La ASCENSIÓN no es una narración histórica, sino una escenificación literaria de la exaltación de Jesús… con muchas semejanzas de la subida de Elías al cielo en el carro de fuego…    

Sentido de la fiesta:

  1. La Ascensión de Cristo refuerza la ESPERANZA de nuestra Ascensión, un futuro inigualable nos aguarda… «No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos como cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino”. (Prefacio).
  2. La Ascensión nos recuerda que somos ENVIADOS de Cristo para continuar y completar su obra… No podemos quedar parados, mirando al cielo… Debemos ser discípulos y hacer discípulos para el Reino… Y Cristo nos asegura: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo…»
  3. Mas ese trabajo no dependerá solo de nuestras fuerzas… Por eso los envía a Jerusalén «para aguardar el Espíritu Santo, reunidos en oración, con María, madre de Jesús».

Como María y los apóstoles reunidos en el cenáculo, debemos REZAR e invocar al Espíritu Santo. Cristo ya había afirmado: «Sin mi no podéis hacer nada…» Por eso, la iglesia no comienza con la Acción… sino con la Oración, como María, Madre de Jesús (y de la Iglesia)…

Cristo MARCHA, pero PERMANECE en la COMUNIDAD. La Ascensión de Cristo al cielo no es el fin de su presencia entre los hombres, sino el comienzo de una nueva forma de estar en el mundo. Su presencia acompaña con signos a nuestra Misión evangelizadora. Dios está presente y nos envía como sus apóstoles.  

6º Domingo de Pascua, Ciclo A

Domingo 17 de mayo de 2020

La Iglesia celebra en los próximos días dos grandes fiestas: ASCENSIÓN y PENTECOSTÉS.

Las Lecturas bíblicas reflejan los dos acontecimientos:

     – La Ascensión: con el discurso de la Despedida.

     – Pentecostés: con la promesa del Espíritu Santo… y la Imposición de las manos de los apóstoles.

La Liturgia nos muestra que Dios está presente en su Iglesia, por el Espíritu Santo, incluso después de la vuelta de Jesús al Padre.

La 1ª lectura narra el inicio de la misión evangelizadora de la Iglesia, fuera de Jerusalén. (Hch 8,5-8.14-17). Los Apóstoles Pedro y Juan son enviados a Samaría, para completar la Iniciación cristiana realizada por el Diácono Felipe, confiriendo el Don del Espíritu Santo a los recién bautizados, a través del gesto de la imposición de las manos.

Este pasaje constituye el «Pentecostés Samaritano», como en la casa del Centurión romano sucede el Pentecostés “Pagano».

El episodio recuerda dos verdades:

– El Bautismo se completa con la Unción del óleo del Crisma y por la imposición de las manos del Obispo, en el sacramento de la Confirmación. Es el momento en que recibimos la Plenitud del Espíritu Santo.

– Para que una comunidad se constituya de hecho omo Iglesia, no basta una aceptación aislada e independiente de la Palabra, sino que es invitada a vivir su fe en comunión con toda la Iglesia.

En la 2ª Lectura, Pedro exhorta a los cristianos a la perseverancia y a la fidelidad a los compromisos asumidos con Cristo en el Bautismo. (1Pe 3,15-18)

El Evangelio es parte del discurso de la DESPEDIDA de Jesús. Es el testamento que el Maestro deja a la Comunidad antes de partir. (Jn 14,15-21)

Los discípulos se muestran abatidos y tristes… Jesús los anima, declarando que no los dejará huérfanos en el mundo. Él va al Padre, mas va a encontrar un modo de continuar presente y de acompañar en el camino a sus discípulos.

Es una alusión a su vuelta invisible, mas real, mediante el Espíritu Santo, que lo sustituirá  junto a los discípulos y permanecerá siempre con ellos y con toda la Iglesia.

Es la posibilidad de vivir en intensa comunión con el Padre y el Hijo, por el Espíritu de la Verdad, que se nos da como don de la Pascua.

Para ello, es necesario un amor auténtico, que se manifiesta en la observancia de los Mandamientos: «Quien me ama… guarda mis Mandamientos…»

Solo quien vive ese amor está apto para recibir el Espíritu Santo.

El amor supera al miedo, a la separación y a la muerte…

Jesús habla de “MIS Mandamientos». No se trata de los 10 Mandamientos, pues ya existían en el Antiguo Testamento…

Poco antes, Jesús resumirá toda la Ley y los Profetas en «Amar a Dios y al prójimo como Él nos amó».

Consecuencias de ese amor vivido con los Mandamientos:

1.- Merece recibir el Espíritu Santo:  «El os dará el Espíritu de la Verdad. El mundo no puede recibirlo».

2.- Es alguien amado por el Padre…: “Lo amará mi Padre…»

3.- Se hace capaz de percibir la manifestación de Cristo: “Yo también lo amaré y me revelaré a él…»

4.- Sobre todo, se convierte en MORADA DE DIOS: «Vendremos a él y haremos morada en él…»

La Comunidad cristiana será entonces la presencia de Dios en el mundo: Ella y cada miembro de ella se convertirán en Morada de Dios, el espacio donde Dios viene al encuentro de los hombres.

En la Comunidad de los discípulos es a través de ella, cómo se realiza la acción salvadora de Dios en el mundo.

 

Este «camino» propuesto por Jesús a muchos les parece un camino de fracaso, que no conduce ni a la riqueza, ni al poder, ni al éxito social, ni al bienestar material. Parece que no da sabor a la vida de los hombres de nuestro tiempo.

Sin embargo, Jesús afirma que es en esa identificación con Cristo y en ese «camino» del amor y de la entrega, donde se encuentra la felicidad plena y la vida definitiva. Jesús promete a los discípulos el envío de un «DEFENSOR», de un «INTERCESOR», que va a animar a la comunidad cristiana y conducirla a lo largo de su historia.

La Comunidad cristiana, identificada con Jesús y con el Padre, animada por el Espíritu, es el «Templo de Dios», el lugar donde Dios habita en medio de los hombres.

A través de ella, el Dios libertador continúa realizando su plan de salvación.

¡Procuremos vivir intensamente esta presencia de Cristo, en medio de nosotros, ahora en la Eucaristía y después en el amor vivido con los hermanos!

¡El Espíritu Santo no puede seguir siendo el «ilustre desconocido»!

camino, verdad y vida

Domingo 10 de mayo de 2020

La 1ª Lectura muestra el 1er Conflicto en la Comunidad de Jerusalén y cómo resolvieron el problema. (Hch 6,1-7)
– Los cristianos de origen griego se quejan de que sus viudas no están recibiendo  la misma atención que las viudas judías…
– Los Apóstoles proponen la elección de siete hombres honrados, quedando ellos más libres para la oración y para el servicio de la Palabra.
Nacía así el primer Ministerio en la Iglesia: el DIACONADO.

El episodio nos muestra que la IGLESIA es:
– Una Comunidad que siempre tuvo, tiene y tendrá conflictos… mas debe enfrentar las situaciones nuevas y difíciles con sentido eclesial de unidad en la pluralidad.
Una Comunidad jerárquica: Ella recurre a los apóstoles, reza invocando al Espíritu Santo y busca una solución para el problema. Comparte las funciones… La Comunidad escoge… Los Apóstoles imponen las manos… Los Apóstoles quedan con un ministerio: El Anuncio de la Palabra.
Una Comunidad de Servidores. Escoge siete hombres “llenos del Espíritu Santo», para el servicio de las mesas. Así la Iglesia Apostólica, guiada por el Espíritu de Cristo Resucitado, va desarrollando los ministerios para realizar su triple misión: el Servicio de la Palabra, del Culto y de la Caridad. La Comunidad se organiza para continuar fiel al Proyecto de Dios…

En la 2ª Lectura, Pedro compara la Iglesia a un Edificio Espiritual, en el que Cristo es la «Piedra angular“ y los cristianos «Piedras vivas». El antiguo templo de Jerusalén construido con piedras materiales será sustituido por este nuevo templo formado de piedras vivas. (1Pe 2,4-9).

En el Evangelio, la Iglesia aparece como un Pueblo Peregrino que camina hacia Dios, guiado por Cristo, que es el CAMINO, la VERDAD y la VIDA. (Jn 14,1-12).
El texto es parte del «Discurso de la despedida», en la última cena. En este tiempo litúrgico de Pascua, esas palabras nos orientan a la Ascensión al Padre y son como su testamento espiritual.

No perdáis la calma…
Me voy a preparaos sitio…
Volveré y os llevaré conmigo…
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida…»

Jesús es el CAMINO porque es el único «Mediador» de la Salvación; es la VERDAD porque es el «Revelador» del proyecto de Dios; es la VIDA porque es el «Salvador», que nos da la vida de Dios que Él posee. Por eso: «Nadie puede llegar al Padre sino por Mí«.

Resumiendo, la Iglesia:
– Es un PUEBLO ORGANIZADO, en el que los miembros tienen diferentes tareas, tales como el servicio de la Caridad, de la Palabra y del Culto.
– Es un EDIFICIO ESPIRITUAL, en que Cristo es la Piedra fundamental y nosotros Piedras vivas…
– Es un PUEBLO PEREGRINO que camina hacia Dios, bajo la guía de Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Jesús les dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por MI. (Jn. 14,6).
¿Qué casa es esta, donde Jesús preparó muchas moradas?
– ¿El Paraíso, donde tendremos anticipadamente una butaca numerada?
– No… La Casa del Padre es la Comunidad de los seguidores de Jesús, donde Cristo es la «Piedra angular» y nosotros debemos ser «Piedras Vivas». Es  la Comunidad cristiana, donde hay «muchos lugares», muchos servicios, muchas funciones a desempeñar…
– Incluso hoy hay muchas moradas en esta casa del Padre… y muchos lugares todavía están desocupados… y «en esta casa», ¡hay vacantes!… ¿Por qué? ¿Desinterés? ¿Falta de oportunidad?

Cristo sigue presente también hoy a través de su Iglesia.

– Somos, «Piedras vivas», activas…desempeñando nuestra función.
– Somos una Comunidad organizada, que comparte funciones, que procura ser una respuesta actual al hombre de hoy: con un Consejo con plan, que anima y da oportunidad a todos, con Pastorales activas, con Movimentos que viven una espiritualidad propia, pero en comunión con la Comunidad… con Ministerios que animan a los diversos sectores…

CRISTO AFIRMA: “Yo estoy con vosotros… Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida…”
Camino que debemos recorrer con los hermanos;
Verdad que debemos  proclamar al mundo carente de la Luz divina;
Vida que debemos defender y cuidar…
– ¿Qué tipo de Iglesia estoy  ayudando a construir en mi Comunidad? ¿O quedo solo mirando de lejos, criticando… y no comprometiéndome?
El compartir las responsabilidades en una Comunidad es semilla de nuevos liderazgos.