¡EL ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE!
Pentecostés es la fiesta de todos. Es la fiesta del mundo. El Espíritu se derrama sobre toda carne, como regalo de Dios Padre y de Jesús resucitado a la humanidad, a la tierra, a toda la creación. El Espíritu es enviado para renovar la faz de la tierra.
Dividiré esta breve homilía en cuatro partes:
- 1) La fiesta del Espíritu;
- 2) las lenguas del Espíritu;
- 3) La revolución de Pentecostés;
- 4) alternativas para la comunión de los diversos.
La fiesta del Espíritu
En la escena de Pentecostés se aprecia cómo el Espíritu desciende sobre los Doce, pero también… sobre las mujeres, sobre los familiares de Jesús.
Cuando abandonando el Cenáculo, salen a las plazas, Pedro, como el gran portavoz de la comunidad, comunica a todo el mundo la gran noticia. Pero lo hace no con sus propias palabras, sino evocando las palabras del profeta Joel:
El Espíritu se ha derramado sobre toda carne: ancianos, jóvenes, hombres y mujeres…
La expresión “toda carne” hace referencia a la totalidad de los seres vivientes. ¡Qué maravilla! Para Pedro ¡sobre toda la creación se derrama el Espíritu y se convierte así en “santuario” del Espíritu de Dios. Ya lo había proclamado ante el Sanedrín el intrépido joven helenista Esteban: “El Altísimo no habita en casas construidas por manos de hombre” (Hech 7,48)
La presencia del Espíritu no está circunscrita a lugares o personas determinadas. El Espíritu está por doquier: en todo pueblo, en toda religión, en todo ser humano, en toda criatura. Hoy es la fiesta de la presencia del Espíritu en toda carne.
Las lenguas del Espíritu
Pentecostés es un acontecimiento lingüístico. El único fuego se esparce en llamas. El único mensaje se expresa en todas las lenguas, en todas las culturas. El autor de los Hechos menciona a personas de 17 países que escuchan la voz del Evangelio en sus propias lenguas:
- partos, medos, elamitas;
- habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene,
- forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes.
El Espíritu habla todas las lenguas del mundo y en ellas se expresa. No tiene barreras que le impidan hacerse presente.
La revolución de Pentecostés
Se acabó el sueño de una iglesia meramente “judía”. Se acabó el proyecto de una iglesia dominada solo por una cultura, una lengua, un estilo. Con Pentecostés se hace realidad el sueño de una Iglesia católica. En ella, cualquier pueblo se siente “en casa”: no necesita pagar peajes culturales, ni renunciar a su lengua y lenguaje. ¡Nadie, nadie, debe ser excluido!
Hay que estar muy atento para no apagar las llamaradas del Espíritu. Así nos lo pidió Pablo: “no apaguéis el Espíritu” (1 Tes 5,19) y también…: “no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios” (Ef 4,30).
Alternativas para la comunión de los diversos
Lo que caracteriza al Espíritu Santo es su capacidad de expresarse en lo diverso. Es como el agua que todo lo humedece. Como el fuego que todo lo enciende. Como el aire que penetra por cualquier resquicio.
El Espíritu de Dios es uno solo y es amor. Los malos espíritus son “legión” y generan división, enfrentamiento y odio.
Los caminos que el Espíritu ofrece articulan lo diverso: el Espíritu es abre-caminos. Las prohibiciones son cierra-caminos. Las prohibiciones sirven de poco, si no ofrecen caminos alternativos. Los líderes con Espíritu siempre encuentran alternativas.
Conclusión
Hoy, Pentecostés, exclamamos: “Veni Sancte Spiritus”. Nos disponemos a acoger el gran regalo de Dios Padre y de Jesús resucitado. Y ese regalo tan personal lo comparamos al fuego, al torrente, al viento huracanado, al amor apasionado, a la capacidad creadora, a la belleza embellecedora, al toque delicado que a vida eterna sabe. “Quien al Espíritu tiene, nada le falta. Sólo el Espíritu de Dios… basta”.Pentecostés no aconteció sólo hace 2.000 años. “Todos los días es Pentecostés” (Orígenes).
José Cristo Rey García Paredes, CMF
























Pep Ribé
Anunciación – Arcabas (1926-)
“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo”.
En el Evangelio Jesús se presenta como el Buen Pastor. Es una catequesis sobre la Misión de Jesús: conducir a los hombres a verdes praderas y a fuentes tranquilas de donde brota la vida en plenitud. (Jn 10,1-10). El texto está dividido en dos partes, o dos parábolas:
Esta imagen nos invita a reflexionar Sobre el servicio de la Autoridad… Propone como Modelo: Debe ser ejercitado con una actitud de Servicio continuo y gratuito.
En la 1ª lectura, la COMUNIDAD CRISTIANA transformada por el Espíritu, dejó la seguridad de las paredes del Cenáculo y se prepara para dar testimonio de Jesús, en Jerusalén y hasta los confines de la tierra. (Hch 2,14.22-33). La predicación de Pedro, el día de Pentecostés, anuncia que Cristo resucitó, está vivo y salva a todos. Es la catequesis de la Comunidad cristiana primitiva sobre Jesús.
Los ojos se abren y reconocen al Resucitado… La Palabra hace «arder» el corazón, la fracción del Pan hace «abrir los ojos». Y Cristo desaparece… porque ahora la Comunidad ya posee las señales concretas de su presencia: su Palabra y el Pan compartido… Invisible a los ojos, el Señor está y permanecerá presente. Ahora es ya solo Testimoniar.
– En la PALABRA DE DIOS, escuchada, meditada, compartida, acogida, Jesús nos indica caminos, nos apunta nuevas perspectivas, nos da el valor de continuar, después de nuestros fracasos. Acogen la Palabra del Peregrino y le ofrecen hospedaje en su casa.
Los APÓSTOLES están encerrados… aterrorizados… sin paz… Reflejan las adversidades a las que se enfrentan después de la crucifixión de Jesús y en la época en que el Evangelio fue escrito.