Domingo 2 Cuaresma Ciclo C (13 Marzo ’22)

LA ORACIÓN QUE TRANSFIGURA


(Si pinchas arriba en «Domingo 2 Cuaresma Ciclo C» podrás leerlo mejor, y de paso dejar algún comentario al final de la página. Gracias por adelantado)

             En el Evangelio del Miércoles de Ceniza Jesús nos invitaba: «entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que ve en lo escondido». Tradicionalmente, el tiempo de Cuaresma ha sido un tiempo fuerte de ORACIÓN.  Y hoy nos encontramos al propio Jesús que se retira a un monte con tres de sus mejores amigos, para orar. Bien nos vendría hoy aprovechar para ponerle el termómetro a nuestra oración.

Muchos cristianos reconocen que les CUESTA esto de orar.

          Quizá sólo aprendieron algunos «rezos» y oraciones para repetir en distintas circunstancias: el Padrenuestro, el Avemaría, el rosario, el Ángelus… O leen algún libro con meditaciones… Su momento más importante para orar seguramente sea la Eucaristía.

             A la mayoría se nos da bien aquello de «pedir por»: por nuestra familia y amigos, por otros que están peor o que lo necesitan (un poco «en general»), y por uno mismo en los momentos difíciles. O sencillamente desahogamos nuestro corazón con el Señor. No es que ninguna de estas cosas esté mal o sea criticable. Para muchos cristianos ha sido más que suficiente. Aunque a veces reconocen que con este modo de orar se distraen mucho y se les va la cabeza a los asuntos pendientes, que se aburren, que hay batante rutina… Otros, en cambio,  dicen que les resulta insuficiente todo esto. Y buscan, incluso en otras espiritualidades y religiones… lo que parecen no encontrar entre nosotros…

También podemos recoger algunas DIFICULTADES PRÁCTICAS

             – Dónde encontrar un sitio tranquilo y apartado que ayude al silencio y el recogimiento. En casa resulta difícil. O cuándo es el momento más apropiado, con lo superocupados y superacelerados que andamos todo el día. Y si por fin tenemos un rato libre… estamos tan cansados… que no nos apetece, o nos quedamos dormidos en el empeño. ¡Y lo que nos cuesta concentrarnos!, porque llevamos tantas cosas en la cabeza, y hay tanto desorden e incoherencia en nuestra vida, tantos asuntos pendientes… que acabamos por agobiarnos y lo dejamos «para otro día».

             – Hay quienes sospechan que están hablando solos, porque no parece que Dios les diga nada, o les hace más bien poco caso, no les resuelve sus dificultades. Y se dedican a darles mil vueltas a las mismas cosas… sin llegar a ninguna parte. 

             – O les desanima no «sentir» lo que sentían en otros tiempos, o no sentir nada, o que los métodos que usaban para orar parece que ya no sirven.

             – No pocos se plantean una importante inquietud: ¿Cómo relacionar lo que yo vivo cada día, lo que tengo que hacer cada día, con mi oración y con Dios?

        Muchas preguntas y dificultades que no pretendo responder aquí. La verdad es que la oración es todo un camino, es como la subida a un monte, en el que a veces se avanza, pero otras se presentan dificultades. Es una «escalada» para la que necesitamos «guías» experimentados (que no abundan, es cierto) , que nos orienten en el cómo y el por dónde, para no quedarnos atascados. Ésta ha de ser una de las tareas principales de los pastores de la Iglesia (sean clérigos o laicos). Y todos podemos y debemos buscar orientación y ayuda… aunque cueste encontrarla. Pero lo primero de todo es echarse a andar, empezar a subir, ¡ponerse a orar!: «Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.» Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro».

¿Qué nos enseña el Evangelio de hoy sobre la oración de Jesús?

– Que a pesar de que Jesús tenía siempre mucho que hacer y que decir (muchos enfermos que atender, mucha urgencia de dar a conocer su mensaje, de instruir a sus torpes discípulos…) siempre encuentra esos momentos. En la escena evangélica de hoy necesita «recargar» las baterías porque se acercan momentos difíciles, y también discernir lo que debe hacer.

– Su oración es «en un lugar apartado», aunque se lleva con él a tres de sus mejores amigos. Es que también ellos lo necesitan tanto o más que él. Y su corazón de Hijo es también «fraterno», ellos le acompañan en su entrega y búsqueda de la voluntad del Padre. Ora con otros.  A veces le hemos visto «orar sobre la marcha», metido en sus tareas cotidianas: y agradece, pide ayuda… pero no es suficiente y con frecuencia busca un lugar apartado para estar a solas con el Padre.

– En su oración están presentes «Moisés y Elías». Es decir: Su oración tiene que ver con la Escritura, con la Biblia. Ahí es donde busca luz: El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?  Las Escrituras contienen la Palabra que el Padre le dirige para su vida y su destino. Jesús no se deja atrapar por lo que le ocurre, «repasa» lo que ha vivido durante el día a la luz de la Palabra, y proyecta sus siguientes pasos…

– Con Moisés y Elías «dialoga» sobre su muerte cercana. Seguro que no es éste un tema frecuente en nuestra oración. Y eso que hay muchos momentos de «muerte» en nuestra vida, muchas noches donde parece que Dios se calla, desaparece, nos deja abandonados, fracasamos. O eso nos parece. Pues Jesús precisamente en el sufrimiento cercano, en el desconcierto, ante los momentos duros que se avecinan… ora y busca el apoyo y la luz del Padre: ¿quién me hará temblar?.

– Mientras ora, se escucha la voz del Padre: «Éste es mi hijo amado, escuchadle». Estas palabras nos revelan el contenido de la oración de Jesús: Profundizar en su condición de Hijo amado, mirar el rostro del Padre, asumir su voluntad… para vivir como Hijo en todas las circunstancias que van llegando. También en el fracaso, la derrota, el desprecio, la traición, la injusticia… 

Las palabras que oye Jesús también se dirigen a los discípulos, a nosotros: que «escuchemos» a Jesús, que es para nosotros la Palabra Vida del Padre.

– Más que mirar hacia atrás, Jesús «suele mirar hacia adelante», a lo que viene, al futuro. Sin despegar los pies del presente, sabiendo que el futuro se construye desde el hoy. Es una trampa andar mirando continuamente hacia atrás, hacia lo que hicimos mal, lo que pudiéramos haber hecho, o añorando lo que ya no está. La oración es para abrir horizontes, para salir, para contar las estrellas, para ponerse en camino…

En conclusión: echar a andar de nuevo si nos hemos quedado parados, salgamos fuera y miremos hacia arriba, donde se pueden contar las estrellas y confiemos en que Dios nos tiene preparada una tierra mejor a la que nos irá guiando, a través de las mil dificultades que vayamos encontrando.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
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5 comentarios

  1. ORACIÓN QUE TRANSFIGURA
    ¡Qué bonita e interesante reflexión! No sé por dónde empezar el comentario.
    Me ha parecido muy iluminador el ir intercalando el salmo, me ha ayudado mucho a meterme dentro de la reflexión.
    Parto de la invitación que Dios hace a Abraham: “Mira al cielo; “cuenta las estrellas si puedes.”…Dios hizo alianza con él”
    • Para contar estrellas, en la noche
    • Para contar estrellas, mejor salir fuera.
    • Para contar estrellas, subir a lo alto de un monte.
    No puedo contar estrellas, si como Abraham no hay algo que me mueva a ello Este motivo lo encuentro en tu reflexión. Hay tantas invitaciones que no las voy a enumerar.

    Seguir el camino de la conversión y transfiguración, transfigurar la propia vida, permitir que Dios irrumpa en mi vida y dar pasos concretos, en lo cotidiano en el propio ambiente, en la comunidad, en el vecindario. Cuando todo lo envuelve Dios, es más fácil la salida de uno mismo y ponerse en camino, buscar un lugar dónde orar, dónde hablar y escuchar al Padre.
    Subir al monte. ¡Qué difícil resulta a veces! Y que necesario para la persona que busca un encuentro con el Dios de la Vida.
    Jesús subió con tres de sus discípulos, para discernís y asimilar lo que estaba por venir. Invitación a hacer oración de discernimiento ante las dificultades, por eso el salmo me invita a buscar el rostro de Dios. Él no se esconde. Bien lo sabía Jesús, pero en esos momentos necesitaba su fuerza.
    ¿Qué pasó en el Tabor?
    Los discípulos viven un anticipo de del triunfo del sí de Dios para la humanidad al aceptar Jesús la voluntad del Padre, desde el silencio y en el silencio. El rostro de Jesús se ilumina: “El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida…¡”El Padre manifiesta la identidad de Jesús: Este es mi Hijo elegido, escuchadle”!. Los discípulos, despiertan y vislumbran algo. Y exclaman: “Qué bien se está aquí…” Pero Jesús bajó del monte y no miró atrás siguió el camino trazado por el Padre: hacer posible el Reino, sin mirar las consecuencias de ese Reino de paz, justicia y amor para dar Vida desde la verdad
    ¿Qué ha de pasar en mi tabor?
    Primero, como Jesús, ponerme en oración, buscando el rostro de Dios, como hizo Jesús, para poder asumir su voluntad. Escuchar a Jesús, por mandato del Padre porque es para nosotros Palabra de Vida del mismo Dios. Como Jesús mirar hacia delante y hacer frente a lo que va llegando, a todos los niveles, para construir un futuro desde el presente.
    Me gusta lo que dices de retomar el camino, cuando perdemos el norte o nos quedamos atascados. No perder la meta a la que estamos llamados, vivir una auténtica transformación interior e ir construyendo una cultura de la vida, el diálogo, el encuentro, la reconciliación, la ternura y el amor. Es posible que sienta el cansancio, pero el rezo de los salmos nos impulsan a caminar: “El Señor es mi luz y mi salvación, es la defensa de mi vida…
    Salir fuera, mirar las estrellas. Quizá las tenga cerca, a mi lado. Que las sepa descubrir y ¡ojalá! No las pueda contar porque son muchas y con poquita luz, pero son estrellas.
    Mi deseo es ponerme en camino y disponer mi corazón para vivir plenamente el Misterio Pascual.

    Gracias Quique

  2. Es maravilloso mirar de noche un cielo estrellado pero personalmente me gusta mas mirar hacia las personas que me rodean observar y aprender de ellas.
    En estos tiempos convulsos en que a una situación trágica sigue otra peor solo nos queda mirar al que es Inmutable y que sabemos que nos ama hasta el punto de darnos la categoría de hacernos sus hijos.
    Este salmo nos invita a confiar absolutamente en Dios»El señor es mi Luz y mi Salvación ¿a quien temeré?el Señor es la defensa de mi vida ¿quien me hará temblar?
    Solo me queda pensar que lo que el Señor me ofrece es la cruz pero por lo menos es un camino seguro hacia la Vida.
    Gracias Padre Enrique

  3. Carmen Díaz Bautista

    Estamos en el tiempo de cuaresma que es tiempo de conversión, esto es, cambiar de mentalidad. A veces creemos que es tiempo de cambiar la conducta y no es así. Creo que lo que se nos pide es cambiar nuestra forma de pensar y para eso se necesita recogimiento, meditación y oración para que podamos entrar en su vida. Queremos que venga a nuestra vida y eso nos despista un poco, porque él está ya en nosotros, en lo profundo de nuestro ser y ahí es donde tenemos que entrar para encarnarnos en él y en los hermanos que también son portadores de él..
    La lectura de Las Moradas de Santa Teresa podría ser un buen ejercicio para estos días.
    Gracias Quique por tu reflexión .

  4. Efectivamente Quique, tal y como tú dices a veces la oración cuesta. Y esto es por muchos motivos. El primero y creo que el más importante es que no es un diálogo entre él y nosotros. Parece un monólogo pues no existe una conversación donde hablamos y escuchamos humanamente como nos gustaría. En ese aspecto qué suerte la de los apóstoles y los coetáneos de su época donde le veían, le tocaban, hablaban con él, le pedían soluciones directamente,…y así un sinfín de situaciones. Nosotros en cambio eso lo tenemos más difícil. Nuestra relación con Jesús a veces parecen monólogos donde hablamos, pedimos, suplicamos, nos quejamos, nos desanimamos, a veces cogemos fuerzas…pero parece ese monólogo donde siempre somos nosotros los que llevamos la «conversación», pero ciertamente no es así.
    A nivel personal me he dado cuenta que el Señor habla muy bajo, no me habla en la oreja, no oigo por sus oídos sus consejos, sus sugerencias, su cariño, su amor…Nó. Si me recojo un poco más en la Soledad en casa y en la capilla con más personas «oigo muy bajito» en mi corazón. Hay que esforzarse mucho y recogerse potque a veces nuestros problemas, preocupaciones,trabajo, diversiones, y distintas situaciones de la vida me impiden ese recogimiento.¿y qué «oigo» entonces?. Pues esa vocecita directa al corazón me dice muchas veces..estoy contento de lo que has hecho, has ayudado, aquí no te has aguantado, no te has dominado, intenta ser más sereno, aguanta tu genio, sé más cariñoso, ayuda a esa persona, perdona a los que te ofenden y pide por ellos, tus dolores son buenos aunque no te parezca. Yo mismo los tuve por vosotros, eso déjalo a mi que haga lo que es mas conveniente aunque no lo entiendas, eso que me pides si no sale a tu gusto es porque es mejor así y te pido que a pesar de todo co fíes en mi porque te quiero y todo aunque muchas veces no lo comprendas yo te amo y nunca querré algo malo para ti…..y asi sucesivamente. Tengo que decir que a veces no le entiendo y se lo digo….Señor esta o esta cosa no lo entiendo pero sé que me quieres y nada malo quieres para mi. Por todo esto y muchas más cosas si que converso con Jesús aunque sea un «diálogo» digamos extraño. Y por otra parte quiero decir mis «piropos», mis jaculatorias de amor en muchos momentos del día al Señor y a la Virgen…No son conversaciones como tal pero sí palabras de cariño para que vean que no me olvido de ellos y que son «toques de atencion» para que no se olviden de mi. Señor en el día de hoy te pido que nuestras conversaciones que salen de mi boca y de mi corazón sirvan para que continúes hablando al mío y me sigas ayudando a tenerte cerca de mi y que mi comportamiento ayude a los demás.
    Así sea

  5. Hola Quique, como siempre muy interesante todo lo que escribes. Efectivamente, tenemos que ponernos a andar y subir la montaña aunque encontremos dificultades pero, también es difícil encontrar personas en tu camino que te puedan apoyar en este camino, la gente esta a otra onda, en en mi caso tengo la suerte de contar con un grupo maravilloso que nos apoyamos.

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