"Para Dios nada hay imposible".

La conciencia de los pueblos no invita al optimismo; el equilibrio se puede romper. Y muchas personas son vÃctimas de esta cultura lÃquida, en la que no hacemos pie; muchos no encuentran valores permanentes y se mueven por emociones, Algunos han vuelto la mirada a este Niño que nace en Belén por la presencia mediática del Papa Francisco. Interpretemos este hecho social y las cavilaciones de los sorprendidos por "las novedades" de este Papa. Se pueden estar preguntando: ¿Es sensato abrir el corazón a este Dios-Niño porque "para Dios nada hay imposible"?.(Evangelio).
Como creyentes tenemos una responsabilidad ineludible: devolver a la sociedad la alegrÃa del nacimiento del Salvador. Recordamos la decepción de Ghandi cuando visitó Occidente: "cristianos...devolvednos la AlegrÃa". A esta demanda no podemos responder con teorÃas bien razonadas. La respuesta que esperan de nosotros es nuestro modo de vivir, nuestra libertad que sólo se pliega a los proyectos de Dios, nuestro compromiso por el amor fraterno, por la vida de los empobrecidos...por "la civilización del amor" (S. Juan Pablo II).
Con el Niño que va a nacer de la Virgen MarÃa comienza una presencia nueva de Dios en nuestra historia. No le podemos construir una casa (1ª lectura). Él quiere habitar en el corazón de cada persona...Motivemos con nuestra AlegrÃa creyente para que pueda ser visto a las puertas de cada corazón humano y "cómo llamar porfÃa" (Lope de Vega). Seamos mensajeros del saludo del ángel para que llegue a muchos: "Alégrate. MarÃa". Hoy es el dÃa que ha hecho el Señor. Hoy -no ayer, no mañana-. Quien desde mañana se vuelve bueno, hoy es aún malo. Quien desde mañana hace la paz, hoy vive aún en guerra...el hoy es mÃo (Peter Giersch).
Ante el relato de la vocación de MarÃa, sólo cabe la AlegrÃa porque se cumple el tiempo de la Promesa de Dios; la sorpresa porque lo que Dios hace desborda nuestras esperanzas; plegarse a la voluntad de Dios y responder con todo: "he aquà la esclava del Señor, hágase en mà según tu Palabra"..."porque para Dios nada hay imposible". Luego brotará, sin agotarse, la alabanza al Dios de la vida: "le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable" (Salmo). Hagamos asà Navidad.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.
Viernes 19 de diciembre de 2014, por