En el nombre del Padre, del Hijo y del EspÃritu Santo

En el nombre del Padre, del Hijo y del EspÃritu Santo
La persona humana siempre ha deseado conocer a Dios. Desde antiguo ha querido saber de Dios. La historia de las religiones asà lo demuestra: manantiales, cumbres. tormentas, astros...Y Moisés, hambriento de Dios, "subió de madrugada al monte Sinaà como se lo habÃa mandado el Señor" (1ª lectura). Y Dios se le muestra Compasivo, Leal, lento a la cólera y clemente. Es el comienzo de la Alianza: Dios comparte la historia de Israel "aunque es un pueblo de dura cerviz".
De este modo se va preparando la Encarnación del Hijo de Dios, que no viene a condenar sino a salvar: "tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna" (Evangelio). San Pablo sintetiza la fe cristiana en el Dios revelado por Jesucristo con la sÃntesis que abre nuestras celebraciones eucarÃsticas: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios (Padre) y la comunión del EspÃritu esté siempre con vosotros" (2ª lectura).
La SantÃsima Trinidad es misterio especÃficamente cristiano. La teologÃa de S. pablo y de S. Juan son el fundamento de nuestra vida interior, la fuente de nuestra vocación cristiana: "sois Templo de Dios"... "Vivo, pero no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mÃ...y vivo de la fe en el Hijo de Dios"..."Dios es amor y el que ama permanece en Dios y Dios en Él".
Vivimos "trinitariamente" si confiamos nuestra vida a la providencia del Padre, si nos esforzamos en vivir de la Palabra y de la Verdad de Cristo, si cultivamos la docilidad al EspÃritu que nos hace testigos alegres de la Nueva Alianza, del reino de Dios que está en nosotros aunque todavÃa no ha llegado a su plenitud porque la vida sigue amenazada.
Sin Dios-Trinidad, qué vacÃo, qué soledad, qué frágil la paz, qué efÃmera la felicidad.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.
Viernes 13 de junio de 2014, por