"Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor".

El sistema educativo y el sistema productivo coinciden en aplicar la palabra "talentos" a las personas bien dotadas en inteligencia o en capacidad técnica. Se prima la "excelencia" referida a las patentes aportadas, a la imagen y a los logros en ventas, nunca referida a la belleza moral. Es cierto que los talentos naturales se desarrollan en un campo especÃfico, autónomo. Pero los "talentos" en el evangelio se refieren a los dones que Cristo nos deja al irse; son los dones del EspÃritu Santo; cuando Jesús asciende al cielo, cumple su promesa y envÃa el EspÃritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con MarÃa, su Madre.
El hombre nuevo, renacido por el Bautismo, ha recibido "talentos": la Palabra de Dios, la fe, la caridad, la oración... ¿Qué hemos hecho?, ¿qué hacemos?, ¿dónde hemos sembrado la Palabra, a quién hemos contagiado nuestra fe? (Evangelio). Guardar no es lo mismo que sembrar; guarda el siervo miedoso, holgazán, perezoso...Será echado "a las tinieblas exteriores" porque defrauda el amor de Dios que le ha dado el talento para dar pequeños frutos, algo nuevo. A los siervos diligentes, el Señor les recompensa, se fÃa y les entrega el doble para que sigan produciendo según los talentos que han recibido. Y producir es realizar las obras del Reino de Dios: sanar, vendar, devolveré la vista y liberar de esclavitudes; han recibido un EspÃritu que no pueden ocultar; ¿este es nuestro compromiso? ¿Tienen cabida los diversos carismas en la comunidad parroquial? Los verdaderos, construyen la comunión; los falsos, la rompen, la impiden. "Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito" (Secuencia al EspÃritu Santo).
El libro de los Proverbios describe a la mujer perfecta, la compañera ideal; el elogio termina ensalzando la sensatez; es algo permanente mientras que la hermosura engaña y se desvanece. (1ª lectura). El salmo 127 describe un hogar feliz en el que se dan la mano la fidelidad y la fecundidad; es un sÃmbolo que podemos referir a la Iglesia porque "sus hijos son renuevos de olivo" alrededor de la mesa del Señor.
La Venida es el dÃa del Señor. Se inició con la Encarnación y se cumplirá del todo con la definitiva vuelta del Señor. Todo se inició con el bautismo de cada uno y se consumará en el encuentro con el Señor el dÃa de nuestra muerte (2ª lectura).El Señor vendrá sin avisar y se llevará el fruto de nuestro trabajo, si hemos puesto a producir nuestros "talentos". Encontrará algo Eterno si hemos amado. Lo demás, ese DÃa, no importa.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.
Jueves 13 de noviembre de 2014, por